Y le fue dado un rollo del profeta Isaías, y tras abrir el rollo, encontró el lugar donde había sido escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí... (Lucas 4,17-18a traducido del texto griego Nestlé-Aland). BLOG DEDICADO AL ESTUDIO Y A LA INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Estudio sobre Mateo 17,1-9. Aporte para la Misa del 2° Domingo de Cuaresma (A)



Icono de la "Trasfiguración del Señor" de Theofanes de Creta. Theofanes fue maestro y mentor del gran Andrei Rublev.
 
1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado. 2 Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. 3 De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús. 4 Pedro dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantemos aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». 5 Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo». 6 Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. 7 Jesús se acercó a ellos, y tocándolos, les dijo: «Levántense, no tengan miedo». 8 Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo. 9 Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». (Mateo 17,1-9).
 

Introducción
 
La sección litúrgica consta de una parte de la perícopa bíblica de Mt 17,1-13. Es una lástima que no incorpore los vv.10-13 porque la perícopa completa nos da una mejor comprensión del diálogo entre Jesús y los discípulos, quedando más clara la relación "gloria del Hijo de Dios - pasión del Hijo del hombre" en Jesucristo, en una perspectiva teológica.
 
10 Entonces los discípulos le preguntaron: «¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?». 11 El respondió: «Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; 12 pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre». 13 Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista. (Mateo 17,10-13).
 
La perícopa forma parte del texto sobre las experiencias de los discípulos en relación a los dos anuncios de la pasión del Señor (Mt 16,21-17,27). La fuente de la que bebe Mateo es Mc 9,2-13.[1]
 
Las dificultades más notorias en la interpretación de la sección y de la perícopa está en algunos olvidos o faltas de atención sobre contenidos importantes:
 
·         La pasión del Hijo del hombre (v.12)
·         La resurrección del Hijo del hombre (v.9)
·         Que se trata de una visión (v.9)
Además, el agregado de elementos ajenos al texto como si le pertenecieran:
 
·         Al monte se le llama "Tabor" aunque ningún Evangelio mencione su nombre,[2] esto le agrega "pimienta" a la interpretación, la hace más "colorida", con más "vivacidad dramática", pero olvidamos que el monte en este caso es un lugar simbólico para Mateo y por tanto olvidamos que se trata de una visión infundida por Dios.
 
Todos estos problemas gruesos hacen que se pierda de vista la relación expuesta por Mateo entre "la gloria del Hijo de Dios y la pasión del Hijo del hombre" corriendo el riesgo de caer en interpretaciones maravillosistas, triunfalistas, en donde Jesús es solamente Dios, cayendo en una lamentable herejía al insinuar, incoherentemente, que Jesús fingió ser humano en su vida pública y mostró que es Dios y solo Dios en el monte, que luego pidió silencio y volvió a fingir ser humano. Por ende, se cae en una posible blasfemia al insinuar que Jesús es un engañador. De cualquier manera, la interpretación de la perícopa es difícil por el carácter polifacético de la misma al tratarse de una visión, una experiencia mística.
 
 
Mapa o estructura de la perícopa (17,1-13)
 
En una primera mirada encontramos en la perícopa:
 
1) Relato de visión de la transfiguración del Hijo de Dios (vv.1-8)
2) Diálogo entre Jesús y los discípulos sobre la pasión del Hijo del hombre (vv.9-13)
 
En una segunda mirada:
 
A) Subida al monte (v.1)
B) Transfiguración de Jesús y aparición de Moisés y Elías (v.2-3)
C) Reacción de Pedro ante la visión y solicitud de levantar 3 carpas (v.4)
D) La voz del Padre en el centro de la experiencia (v.5)
C´) Reacción de los discípulos ante la audición e invitación de Jesús a levantarse (v.6-7)
B') Jesús está solo, sin Moisés y Elías (v.8)  
A') Bajada del monte y solicitud de silencio hasta la resurrección (v.9)
 
a) Pregunta de los discípulos por la expectativa judía en el retorno de Elías (v.10)
b) Respuesta de Jesús (v.11-12):
·         Respuesta bíblica de Jesús (v.11)[3]
·         Interpretación (actualización) de Jesús sobre "Elías" (v.12ab)
·         Jesús añade la pasión del Hijo del hombre (v.12c)
c) Conclusión: Elías es Juan el Bautista (v.13) 
 
Según nuestro mapa, Mateo ha puesto la voz del Padre en el centro de la sección litúrgica (vv.1-9). Esto es novedoso, ya que ni Marcos (9,2-8), ni Lucas (9,28-36) narran de esa manera, sino que la voz del Padre es el final de la experiencia.
 
"La voz del cielo atestigua que éste es el Hijo, el amado, aquel en quien se complace el Padre y a quien debemos obedecer, a quien debemos escuchar: "Escuchadle". El mismo, garante de tales maestros, había confirmado con su ejemplo que el que se niegue a sí mismo, cargue su cruz, muriendo el cuerpo, se haría merecedor a la gloria del Reino Celestial".[4]
 
¿Qué es transfiguración?
 
Transfiguración es un cambio de forma o de apariencia de forma. La versión argentina "se transfiguró" no llega a expresar quien realiza la acción, pareciera que es Jesús quien lo hace por sí mismo. Pero se pone de relieve en la voz pasiva que es Dios (el Padre) quien realiza la acción de transfigurar: "fue transfigurado": metemorfothen. Esto es importante porque Mateo viene presentando a Jesús como el obediente a Dios, por tanto es bueno no romper esta coherencia. La liturgia ha intuido bellamente el contraste entre la tentación superada por Jesús de 4,8-10 (I Domingo de Cuaresma) y la transfiguración en el monte de 17,1-9 (II Domingo de Cuaresma): Jesús rechaza la entronización que le ofrece el diablo en la montaña, pero sí acepta la entronización que le ofrece el Padre en el monte (cf. Mt 17,5; Salmo 2,7-8). 
 
Distintas hermenéuticas sobre la perícopa:[5]
 
Básicamente referenciaremos el elenco más importante. Estas evocaciones nos dan una buena perspectiva de las diversas interpretaciones sobre la perícopa que pueden sustentarse bíblicamente, especialmente la 1) y la 2), también la 4).
 
1) "El relato de la transfiguración evoca la tradición del Éxodo y, sobre todo, a Moisés. Éste sube al monte Sinaí con Aarón, Nadab y Abihú. El monte queda envuelto en una nube. Al séptimo día lo llama Dios desde la nube (Ex 24,1.9.15-17). También evoca al profeta Moisés la invitación "a él escúchenlo", al final de la voz celestial (Cf. Dt 18,15). Cuando Moisés bajaba del Sinaí, tenía la cara radiante (Ex 34,29-35), también él experimentó una especie de transfiguración".[6]
 
2) "El relato de Mateo evoca una entronización (...) cuando recordamos el Sal 2, 7, que subyace en la voz de Dios v.5, salmo que procede del ritual de entronización de los reyes de Jerusalén y que marcó en cierta medida la cristología del Hijo de Dios en el Nuevo Testamento".[7]
 
3) "El relato de la transfiguración ha evocado a muchos investigadores la fiesta de las chozas. El punto de conexión visible son las carpas que Pedro quiere construir para los tres varones celestiales. Además, la fiesta de las chozas comienza el sexto día después del día de expiación (compárese el v 1 con Lv 23,27.34) Pero los puntos afines son escasos".[8]
 
4) "El relato evoca esperanzas judías y cristianas de futuro, sobre todo la transformación en el futuro cuerpo resucitado. Estas evocaciones son importantes para el v 2s: la futura transformación en cuerpo escatológico glorioso al final de los tiempos es un tema de Pablo y la apocalíptica judía (l Co 15,51s, Si 49,2s; 51,3.5.9-12). Los justos lucirán vestidos blancos y rostros luminosos en el nuevo mundo".[9] Un buen ejemplo de esta exégesis es la iconografía oriental, a la que nos referiremos enseguida.
 
La transfiguración de Jesús en la iconografía oriental
 
Una buena manera de contemplar la visión de la transfiguración del Señor es por medio de los iconos. La fiesta de la transfiguración es una de las 12 fiestas más importantes de la iglesia oriental porque es la base del desarrollo teológico de oriente sobre la theosis o divinización del hombre por Dios a través de la resurrección. Tema fundamental de toda la teología y de toda la iconografía oriental. Además es, precisamente, lo que simboliza la transfiguración del Señor: la invitación a participar en la resurrección y en la gloria de Dios. Ver el icono al comienzo de este artículo.
 
Conclusión
 
Al tratarse de una visión, una experiencia mística, los discípulos no pudieron contar exactamente lo que experimentaron, porque nunca una visión infundida por Dios es tan comprensible a la mente humana inmediatamente. Esto lo afirman los grandes místicos de la Iglesia. Por tanto, debieron recurrir a comparaciones, esas comparaciones fueron diversas en tanto avanzaba el desarrollo de la revelación en las comunidades. Es la tradición que recibe Marcos y luego toma Mateo. Es probable que por esto el relato sea tan polifacético, tan simbólico y tan precioso.
 
 
«Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo».
 
Prof. Mauricio Shara   




[1] Ulrich Luz, El Evangelio según san Mateo. Tomo II. Salamanca, Sígueme, 1993, 660.


[2] El monte Tabor aparece en un escrito apócrifo del siglo II: El evangelio de los hebreos, compuesto en círculos judeo-cristianos helenísticos de Egipto. Es mencionado por Orígenes (In Ioh 2,6; hom. in Ier 15,4) Para más información: Aurelio de Santos Otero, Los Evangelios Apócrifos, Madrid, BAC, 2006, 6-15.  


[3] Cf. Malaquías 3,23-24.


[4] San Hilario sobre Mateo 17 en Catena aurea.


[5] Seguimos a  Ulrich Luz, El Evangelio, 662-665.


[6] Ibíd., 662.


[7] Ibíd., 663.


[8] Ibíd., 664.


[9] Ibíd., 665-666.

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