Y le fue dado un rollo del profeta Isaías, y tras abrir el rollo, encontró el lugar donde había sido escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí... (Lucas 4,17-18a traducido del texto griego Nestlé-Aland). BLOG DEDICADO AL ESTUDIO Y A LA INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA.

jueves, 23 de enero de 2014

Estudio bíblico sobre la vocación de san Pablo. Aporte para la fiesta de la conversión de san Pablo.



 
 Introducción
 
Pablo sostiene en sus cartas auténticas que en su celo por la Ley llegó a perseguir a los cristianos. Veamos un elenco de escrituras al respecto:
 
Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido (edíoxa) a la Iglesia de Dios. (1 Co 15,9)
 
Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el Judaísmo: cómo perseguía (edíokon) con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba (Ga 1,13)
 
Las Iglesias de Judea y que creen en Cristo no me conocían personalmente, sino sólo por lo que habían oído decir de mí: «El que en otro tiempo nos perseguía (díokon), ahora anuncia la fe que antes quería destruir». (Ga 1,22-23)
 
Por el ardor de mi cielo, perseguidor (díokon) de la Iglesia; y en lo que se refiere a la justicia que procede de la Ley, de una conducta irreprochable. (Flp 3,6)
 

Lamentablemente, entre las malas películas y las malas predicaciones sobre san Pablo hemos incorporado como una verdad inamovible y perpetua que la raíz griega "dioko" significa "perseguir como un policía persigue a un delincuente" haciendo del Apóstol una suerte de "policía" antes de su conversión. De esta manera se han reproducido de manera casi infinita las predicaciones y los "testimonios de vida" de cristianos que intentando deliberadamente asemejarse lo más posible a san Pablo lo expresan bajo un modelo exageradísimo de: "yo era un hombre pecador...ahora soy un ungido de Dios" p.e. "yo era un policía corrupto y ahora soy el ungido del ejército de Dios", etc. Prácticamente, hoy, no existe un solo líder manipulador sectario que no intente asemejarse deliberadamente a esta caricatura de san Pablo invocando esta exagerada cuestión en términos de: "antes..después" como si se tratara de una falaz publicidad para bajar de peso o hacerse bonito.
 
Ahora bien, la expresión "díoko" y sus derivaciones en las Escrituras observadas podría traducirse de diversas maneras: combatir, obstruir, discutir, acusar, etc.[1] Todavía más, hasta podemos encontrar Escrituras auténticas de Pablo en donde esta palabra ni siquiera tiene connotaciones negativas, sino positivas:
 
Procuren (díokete) alcanzar ese amor (1 Co 1,14) - En este caso podemos hablar de proseguir hacia el bien, proseguir hacia el amor, ya que al bien o al amor no lo "perseguimos como se persigue a un delincuente hasta meterlo preso", como si el amor fuera un huidizo a nuestra presencia a quien solo podemos aspirar a encarcelar. Porque si esto fuera así, entonces el amor sería impracticable y así con nuestra mala interpretación estaríamos diciendo exactamente lo contrario que intenta decir san Pablo: Procuren (díokete) alcanzar ese amor.
 
Esto no quiere decir que haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero sigo mi carrera (díoko) con la esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos, yo no pretendo haberlo alcanzado. Digo solamente esto: olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante y corro (díoko) en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús. (Flp 3,12-14) - ¡Qué maravilla! El mismo san Pablo nos testimonia que no ha alcanzado la perfección sino que Jesucristo lo ha alcanzado a él y él prosigue hacia la perfección y hacia el premio del llamamiento de Dios. No es un "antes...después" mágico como el de las publicidades falaces y los "testimonios" de los mercaderes pseudo místicos y sus pobres desgraciados imitadores.
 
El problema histórico del "Saulo policía"
 
El libro de los Hechos relata que Saulo iba a Damasco con poderes de los sumos sacerdotes para llevar encadenados a Jerusalén a los discípulos. Esto lo encontramos en Hch 9,1-2.21; 22,5; 26,12). El problema radica en que "en tiempos de san Pablo -bajo la dominación romana- Jerusalén y Damasco pertenecían a distintas jurisdicciones y estaban, por lo tanto, bajo diferentes gobernadores romanos. No se entiende cómo Saulo, por motivos exclusivamente religiosos de los judíos, podía apresar personas de un territorio y llevarlas encadenadas a otro. Tampoco se explica que el sumo sacerdote de Jerusalén pudiera dar autorización para esta clase de actos, cuando esto no estaba al alcance de su potestad".[2]
 
Por tanto, no podemos tomar al Libro de los Hechos como un libro de historia documental y científica porque no se trata de eso, sino que "Lucas" ha pretendido brindar un relato contemplativo exaltando al héroe san Pablo.
 
 
Los relatos de "conversión"
 
A continuación veamos algunas diferencias al principio de los 3 relatos en paralelo:
 
  • En Hch 9 el relato es en 3a. persona. En Hch 22 y Hch 26 el relato es en 1a. persona.
  • En 9,7 los compañeros de Pablo oyen la voz pero no ven la luz.
  • En 22,9 y 26,13 todos ven la luz pero los compañeros no oyen la voz.
  • En 9,1 sólo Pablo cae en tierra.
  • En 26 todos caen en tierra.
 
Luego, hay más diferencias, pero con esto nos alcanza para constatar que el autor sagrado no se preocupó por brindar una historia tal cual ocurrieron las cosas sino que su interés pasa por aportar una historia teológica o teologizada acerca del encuentro entre Pablo y Cristo resucitado.
 
Es quizá bueno aclarar que estas diferencias no responden a necesidades literarias del autor sagrado como sería la cuestión de distintos auditorios en los tres relatos ya que no se constata que exista una necesidad de cambiar elementos. De ser así, habría que determinar concretamente a qué obedecen esos cambios por cuál o cuáles necesidades y argumentar satisfactoriamente. La Biblia está llena de diferencias de este tipo entre relatos y los autores sagrados no mostraron preocupación por esto sino por las verdades teológicas que intentan comunicar, más allá de las contradicciones.
 
La sección litúrgica 9,1-22
 
Determinar el texto bíblico no es difícil. Comienza en 9,1 ya que antes nos habla de un tema completamente distinto (Felipe bautizando al eunuco en 8,26-40). Luego, a partir de 9,20 el texto nos habla de la predicación, fuga y recibimiento en Jerusalén de san Pablo hasta el hasta el 9,30 y la conclusión de 9,31.
 
Por tanto la sección litúrgica está compuesta por 1) el texto bíblico sobre el relato del encuentro de Pablo con Jesucristo resucitado en 9,1-19 y 2) por una parte del texto siguiente (9,20-22).
 
Secuencias:
 
1) 9,1-2
2) 9,3
3) 9,4
4) 9,5-6
5) 9,7
6) 9,8
7) 9,9
8) 9,10-12
9) 9,13-16
10) 9,17
11) 9,18a
12) 9,18b
13) 9,19
14) 9,20-21
15) 9,22
 
Podemos agrupar ahora las secuencias:
 
9,1-9 visión de Saulo (S 1 a 7)
9,10-16 visión de Ananías (S 8 a 9)
9,17 acción de Ananías (S 10)
9,18-19 Saulo recobra la vista y las fuerzas (S 11 a 13)
 
Se nota el texto (9,1-19) como unidad. Por ejemplo, siempre nos habla de Saulo. Luego, comienza un tema nuevo, derivado de este relato con "Pablo".
 
9,20-22 Pablo predica a Jesús como Mesías (S 14 a 15)
 
La cuestión del caballo
 
Obviamente que el libro de los Hechos no nos habla de ningún "caballo" en los relatos de la vocación de san Pablo sino que esta creencia popular responde a un cuadro del genial pintor manierista Caravaggio que a continuación reproducimos. Así que respecto a esto podemos responder con alegría: "¡la cuestión del caballo: Caravaggio!".
 
 
 
La llamada "conversión" de san Pablo
 
Según el libro de los Hechos san Pablo se habría convertido del judaísmo al cristianismo, pero según sus propias cartas auténticas lo que recibe Pablo es, más bien, una vocación al seguimiento de Jesucristo y a la catolicidad de la Buena Nueva. Si bien Pablo se arrepiente de algunos valores anteriores y los considera defecación (Flp 3,7-8), eso no quiere decir que san Pablo renegara de ser judío (cf. Ro 11,1-2)[3] sino que entiende que Jesucristo resucitado es la culminación del judaísmo universal para todas las naciones: el Evangelio, la Palabra de Dios, la catolicidad.[4]  Con esto no intentamos sugerir cambiar el nombre de la fiesta, que de cualquier manera da a entender un cambio profundo, sino simplemente tratar de entender la humanidad del Apóstol.
 
 
Prof. Mauricio Shara




[1] Cf. Luis Heriberto Rivas, Pablo, Buenos Aires, San Benito, 2011, 19


[2] Ibid., 20.


[3] Resulta harto interesante este versículo en donde Pablo se siente orgulloso de ser judío. Lo contrario afirma en 1 Ts 2,14-16 pero, aunque la I Carta a los tesalonicenses es la primera escrita por el Apóstol, esta escritura en particular ha sido probablemente interpolada en un período posterior a san Pablo, en donde ya existía una amplia confrontación con el judaísmo que amerita lo que dice (es la única vez que el corpus paulinum habla mal de los judíos).


[4] Luis Heriberto Rivas, Pablo, 20.

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