8 Por eso, los que viven de acuerdo con la carne no
pueden agradar a Dios. 9 Pero ustedes no están animados por la carne sino por
el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el
Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. 10 Pero si Cristo vive en ustedes,
aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive
a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús
habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus
cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes. (Romanos 8,8-11)
Introducción
La Carta a los Romanos fue escrita por
san Pablo entre el 57 y 58 d.C. cuando se decidía a evangelizar España y para
eso tenía que pasar por Roma. No se conocen los orígenes de la comunidad
cristiana de Roma y la carta no nos aporta un indicio de la estancia del
Apóstol allí al momento de su escritura. Algunos autores sostienen que la carta
se escribió en Corinto.[1]
Al comenzar este breve estudio recordé
al padre Hernán Pérez Etchepare SSP +, cuando participaba con él del programa
"Peregrinando con San Pablo" por Radio María Argentina durante todo
el año paulino. Recordé sus excelentes predicaciones en vivo en las cuales
tomaba las lecturas paulinas y las desarrollaba de manera muy sintética.
También recordé que me decía:- "no es fácil predicar con san Pablo, sus
textos no son sencillos"-. En ese momento yo aún no empezaba el
Profesorado Universitario en Teología en la Pontificia Universidad Católica
Argentina y no entendía bien lo que me quería enseñar pero lo guardé en mi
corazón. Hoy lo recuerdo y me doy cuenta de cuánta verdad tiene lo que él me
enseñó.
De hecho, desde que Lutero toma la
Carta a los Romanos como centro de su predicación en 1516, la carta ha sido un
"campo de batalla" hasta el siglo XX, tiempo en el cual bajo el
espíritu del Concilio Vaticano II se pudo comenzar una lectura más equilibrada
y ecuménica entre católicos y protestantes.[2] Sin embargo, hoy las
dificultades no vienen del debate entre "fe y obras" sino de las
interpretaciones desequilibradas de los grupos espiritualistas, tanto católicos
como evangélicos, tales como los que profesan p.e. la "teosofía
cristiana", el "neo gnosticismo" y la llamada "metafísica a
lo Conny Méndez", los cuales ejercen una fuerte influencia en los ámbitos
pastorales y el mundo desde el siglo XIX, pero a eso nos referiremos en su
contexto.
Estructura o mapa:
Podemos identificar la unidad en 8,1-17
formando parte del texto de 8,1-30. Así encontramos:[3]
A. Propositio v.1
B. Ratio v.2
C. Desarrollo vv.3-17
·
C1. En el pasado vv.3-4: la misión del
Hijo de Dios.
·
C2. En el presente vv.5-13: los
bautizados son animados por el Espíritu.
§ vv.5-8 Principios generales de la carne vs.
Espíritu
§ vv.9-11 Aplicación de los principios de vv.5-8 a
los bautizados
§ vv.12-13 Exhortación moral
·
C3. Glorificación vv.14-17
Entonces, en la sección litúrgica
(8,8-11) identificamos:
v.8 Conclusión acerca de la vida en la
carne
vv.9-11 Aplicación de los principios de
los vv.5-8 a los bautizados
Comentario
Conclusión acerca de la vida en la carne (v.8): Por eso, los que viven de acuerdo con la carne no
pueden agradar a Dios.
Para una mejor comprensión debemos comenzar por los
versículos anteriores (5-7): 5 En efecto, los que viven según la carne desean lo que
es carnal; en cambio, los que viven según el espíritu, desean lo que es
espiritual. 6 Ahora bien, los deseos de la carne conducen a la muerte, pero los
deseos del espíritu conducen a la vida y a la paz, 7 porque los deseos de la
carne se oponen a Dios, ya que no se someten a su Ley, ni pueden hacerlo.
Acá reside la madre de las malas interpretaciones actuales
acerca de san Pablo. Aunque identificáramos al Apóstol con una mentalidad
helenista al estilo de Sabiduría 9,14-15: Los pensamientos de los mortales son indecisos y sus
reflexiones, precarias, porque un cuerpo corruptible pesa sobre el alma y esta
morada de arcilla oprime a la mente con muchas preocupaciones. Lo cual es discutible, pero aún cuando la carne
llega casi a designar una fuerza hostil a Dios (Ro 8,8), Pablo jamás expresa
que el cuerpo sea una "cárcel para el alma" o que la "carne
puede aprisionar al espíritu", ni siquiera en Ro 7, recordemos que en
nuestro mapa o estructura tenemos que todo este texto empieza con la propositio
de 8,1: Por lo tanto, ya no
hay condenación para aquellos que viven unidos a Cristo Jesús. Que es bisagra con
el cap.7.
La "carne" para Pablo designa
a todo el ser humano, no lo divide, pero considerado en su mentalidad pecadora,
es decir, que utiliza "carne" como nosotros decimos
"carnalidad".
Aplicación de los principios de los vv.5-8 a los
bautizados (vv.9-11): 9 Pero ustedes no están animados por
la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes.
El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. 10 Pero si Cristo
vive en ustedes, aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a causa del pecado,
el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que
resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará
vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en
ustedes.
Lo que debemos tener presente es que san Pablo no
es un teósofo, ni un gnóstico, ni un "metafísico" estilo Conny
Méndez, ni un docetista, etc. es decir, algún tipo de espiritualista. Como ya
dijimos el Apóstol, como buen judío, entiende que el ser humano es uno solo y
no está dividido en sí mismo.
Teniendo esto al descubierto, notamos que la expresión Pero ustedes en
el v.9 realiza la aplicación de los vv.5-8 a unos receptores concretos. Una
traducción más literal del griego del NA28 (Nestlé-Aland) Ὑμεῖς δὲ οὐκ ἐστὲ ἐν σαρκὶ ἀλλ’ ἐν
πνεύματι, εἴπερ πνεῦμα θεοῦ οἰκεῖ ἐν ὑμῖν. εἰ δέ τις πνεῦμα Χριστοῦ οὐκ ἔχει,
οὗτος οὐκ ἔστιν αὐτοῦ sería: "Pero
ustedes no están en la carne sino en el Espíritu, supuesto que el Espíritu de
Dios habita en ustedes. Pero si alguno el Espíritu de Cristo no tiene, éste no
es de él".
Luego en el v.10 se vincula a la "carne" con
el "cuerpo" (no perdamos de vista que representa al ser humano todo
en su mentalidad pecadora) y nos indica que la fuerza del Espíritu es
vivificante. Podemos aplicar el Salmo 51,12-14 a esta realidad neo testamentaria
para contemplar la salvación que nos ha ofrecido Dios por medio de Cristo:
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga.
La justicia es la causa de esta vivificación en
nosotros, justicia que consiste en lo expresado en la ratio (v.2) y en lo hecho
por Dios en el pasado por medio de la misión de Cristo (v.3-4).
El v.11: "Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús
habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus
cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes" concluye en que Dios nos ha participado en la
resurrección de Jesucristo, la cual incluye el "cuerpo". Así, no hay
división antropológica, tal cual hemos referido.
Conclusión
Es
una lástima que la sección litúrgica no incluya la exhortación moral de los vv.
12-13 a fin de entender mejor la relación entre la "fe y las obras"
en san Pablo: "Hermanos, nosotros
no somos deudores de la carne, para vivir de una manera carnal. Si ustedes
viven según la carne, morirán. Al contrario, si hacen morir las obras de la
carne por medio del Espíritu, entonces vivirán".
Si seguimos la estructura o mapa del
comienzo de este estudio y vinculamos la Palabra proclamada (8,8-11) con toda
la perícopa (8,1-17) no nos perderemos en nuestros propios pensamientos, porque
nos anima el Espíritu Santo. ¡Gloria a Dios!
"En Cristo
está el todo, la plenitud; necesitamos tiempo para hacer nuestra una de las
dimensiones de su misterio. Podríamos decir que este es un camino de
transformación en el que se realiza y se manifiesta el misterio de la
resurrección de Cristo en nosotros, misterio al que nos ha remitido esta tarde
la Palabra de Dios en la lectura bíblica, tomada de la Carta a los Romanos: el Espíritu Santo, que resucitó a Jesús de
entre los muertos, y que dará la vida también a nuestros cuerpos mortales (cf. Rm 8,11), es Aquel que realiza
también nuestra configuración a Cristo según la vocación de cada uno, un camino
que discurre desde la pila bautismal hasta la muerte, paso hacia la casa del Padre".[4]
Prof. Mauricio Shara
[1] Cf. Luis
H. Rivas, San Pablo. Su vida, sus
cartas, su teología, Buenos Aires, San Benito, 2001, 90-91.
[3] Seguimos a Jean-Noël Aletti, Romanos,
en Comentario Bíblico Internacional, Navarra, Verbo Divino, 2005, 1445-1446.
[4] Benedicto
XVI, Celebración de las Vísperas
en la iglesia de la Cartuja Serra San Bruno, 9/10/2011.
Excelente tu Art., es de esperar que llame a la reflexion a muchos lectores. Entiendo que se
ResponderBorrardebe leer a las luces del Esp.Sto.
Me emociona tremendamente como lo ilustraste.!!!
ETELVINA