Introducción
Lo primero que debemos considerar
al abordar la cuestión de los estilos o géneros literarios de la Sagrada
Escritura es que la Biblia no es un “libro homogéneo”. El Corán, por ejemplo,
es un “libro homogéneo”, con un solo autor,[1] y
así lo leen los islámicos. La Biblia, en cambio, fue escrita por muchos hombres[2] e
inspirada por el Espíritu Santo a través de los siglos, por lo tanto, su
lectura, interpretación y comunicación es muy diferente al ejemplo citado.
Asimismo, la Biblia es tanto un libro como también es una Biblioteca.
Dos errores comunes:
1) Creer que los autores sagrados
fueron meros “taquígrafos” del Espíritu Santo, esto nos lleva a “homogeneizar”
el conocimiento bíblico de manera artificial y fundamentalista.
2) Creer que la Escritura fue
solo una cuestión humana, esto nos lleva a “relativizar” el conocimiento
bíblico sin unidad alguna.
¿Qué dice el Magisterio de la
Iglesia?
El Espíritu Santo se valió de los
hagiógrafos como instrumentos vivos y conscientes, respetando la libertad,
personalidad de cada uno y su creatividad literaria. La constitución Dei Verbum, 11, Concilio Vaticano II:[3]
dice: "En la composición de los
libros sagrados. Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus
facultades y talentos;[4] de
este modo, obrando Dios en ellos y por ellos,[5] como
verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería".[6]
En aquella misma encíclica[7]
Pío XII había, en cierta forma, definido "géneros literarios" como: "...qué
formas de decir empleó. Porque a nadie se oculta que la norma principal de
interpretación es aquella en virtud de la cual se averigua con precisión y se
define qué es lo que el escritor pretendió decir,(...)."[8]
El
exegeta debe averiguar la intención comunicativa de los escritores sagrados y
para ello debe considerar los géneros literarios.
"Habiendo, pues, hablado Dios en la Sagrada
Escritura por hombres y a la manera humana,[10]
para que el intérprete de la Sagrada Escritura comprenda lo que El quiso
comunicarnos, debe investigar con atención lo que pretendieron expresar
realmente los hagiógrafos y plugo a Dios manifestar con las palabras de ellos.
Para descubrir la intención de los hagiógrafos, entre otras cosas hay que
atender a "los géneros literarios". Puesto que la verdad se propone y
se expresa de maneras diversas en los textos de diverso género: histórico,
profético, poético o en otros géneros literarios. Conviene, además, que el
intérprete investigue el sentido que intentó expresar y expresó el hagiógrafo
en cada circunstancia según la condición de su tiempo y de su cultura, según
los géneros literarios usados en su época[11].
Pues para entender rectamente lo que el autor sagrado quiso afirmar en sus
escritos, hay que atender cuidadosamente tanto a las formas nativas usadas de
pensar, de hablar o de narrar vigentes en los tiempos del hagiógrafo, como a
las que en aquella época solían usarse en el trato mutuo de los hombres."
En la instrucción de la PCB
"Sancta Mater Ecclesia", 1964, 1[12]
nos dice que el exegeta católico deberá servirse de los modernos medios de
exégesis, especialmente el método histórico universalmente considerado. Este
método estudia con atención las fuentes, define su naturaleza y valor,
sirviéndose de la crítica del texto, de la crítica literaria y del conocimiento
de las lenguas:
"...
Ut Evangeliorum perennem veritatem et auctoritatem in plena luce collocet,
accurate normas hermeneuticae rationalis et catholicae servant, nova exegeseos
adiumenta sollerter adhibebit, praesertim ea quae historica methodus universim
considerata affert. Haec sedulo fontes indagat eorumque naturam et vim definit,
subsidia per criticen textus, criticen litterariam, cognitionem linguarum sibi
comparat. Observabit interpres monitum Pii XII fel. rec., qui ei iniungit ut
«prudenter... perquirat quid dicendi forma seu litterarum genus, ab hagiographo
adhibitum, ad veram et genuinam conferat interpretationem; ac sibi persuadeat
hanc officii sui partem sine magno catholicae exegeseos detrimento neglegi non
posse»[13]
Los “géneros literarios” son los distintos grupos o
categorías genéricas en que podemos clasificar y agrupar las
obras literarias, prestando atención a las afinidades comunes de forma y de contenido que
presentan. Acertar en la determinación del género literario implica abordarlo desde
una perspectiva correcta para no distorsionar la interpretación del texto.
En la Grecia antigua podemos
identificar géneros literarios como la epopeya ("Ilíada" y "Odisea",
también "Teogonía" y "Los trabajos y los días" de Hesíodo),
la poesía lírica en Píndaro, Safo, Arquíloco, etc. , la tragedia y la comedia,
la fábula, etc.
En la Biblia tenemos,
básicamente, textos poéticos y textos en prosa. Entre los textos en prosa se
destacan: narraciones, novelas, relatos, cartas, leyes, parábolas,
exhortaciones. Entre los textos poéticos se destacan: himnos, súplicas,
profecías, proverbios, enigmas, bienaventuranzas. Por
citar un ejemplo, Paul Ricoer encuentra la siguiente clasificación (La révélation. Bruselas, 1977) con cinco
modos de discursos bíblicos:
2)
el narrativo
3)
el prescriptivo (legal)
4)
el sapiencial
5) el
hímnico
Por supuesto, que esta clasificación puede abrirse en subgrupos.
Proyección a futuro de la cuestión de
los "géneros literarios" en la Biblia
Ahora
bien, atendiendo a los estudios científicos que se han realizado en el campo
literario y filosófico, se necesitaría una actualización respecto al concepto
un tanto estático de género literario que manejamos en referencia a la Biblia, como
si se tratara de "cajas de galletitas" perfectamente ordenadas por
tipologías, y la incorporación de una comprensión más amplia y dinámica, ya de
alguna manera enunciada en el Magisterio, especialmente en cuanto a cómo se
comportan los géneros literarios, su actividad y evolución histórica en la composición
de la Biblia y sus diversas recepciones culturales en el pueblo creyente.
"El género ha
constituido a lo largo del siglo una categoría discutida en los estudios
literarios porque es un punto de vista desde el cual atravesar la complejidad
del texto, es un modo de ponerlo a trabajar en diferentes emplazamientos. La
mutación y la permanencia, en valores desiguales a veces difíciles de
determinar, el origen y la evolución, las clases y las denominaciones, el modo
de configuración y de funcionamiento son algunos de los problemas que se anudan
en torno de esta noción. Lo histórico, lo social y lo lingüístico atañen a toda
consideración sobre sistemas de géneros, en la medida en que siempre es una
marca de estos campos de fuerza, a la hora de pensar la literatura como
producción cultural"[14]
Por
ejemplo: algo de esto se presenta cuando se busca determinar el género literario
del salmo 23, la mayoría de los autores lo ubica como "salmo de
confianza" pero H. Schmidt ubica el salmo con un motivo de persecución o
acusación a un inocente y la "jurisdicción divina en el santuario",
aunque resultan innegables las expresiones de confianza que dominan
literariamente el texto.
Esto
es porque el pueblo del Dios que interviene en la historia ha re-editado su
historia con Dios de diversas maneras, en diferentes momentos, de acuerdo a
como Dios se nos ha ido re-velando hasta Jesucristo, como nosotros buscamos
conocer la verdad asistidos por el Espíritu Santo y como tratamos de vivir en
esa verdad que permanentemente se nos des-vela fascinantemente, aunque ya se nos
ha re-velado para siempre.
Mauricio Shara
[1] Al menos oficialmente.
[2] Las tradiciones pasaron por
procesos de transmisión oral, ediciones, re-ediciones, actualizaciones,
relecturas, etc.
[3] DH 4215
[4] Cf. Pio XII, Encíclica "Divino Afflante Spiritu",
1943 (AAS 35, 1943, 314/ EnchB n.556).
[5] "En" y "por medio
del" hombre: cf. Hebreos 1,1; 4,7 ("en"); II Samuel 23,2; Mt
1,22 y passim ("por medio de").
[6] León XIII, Encíclica "Providentissimus Deus", 1893
(ASS 26, 1893-1894, 288s. EnchB n.125; DH 3293).
[7] Divino Afflante Spiritu
[8] DH 3829
[9] DH 4217-4218
[10] Cf. san Agustín, De civitate Dei, XVII, 6,2 (PL 41,537)
[11] Cf. san Agustín, De doctrina christiana III, 18 n.26 (PL
34,75s)
[12] DH 4402
[13] La última parte del párrafo nos
recuerda lo referido en la nota 4 de este trabajo.
[14] Pampa Arán de
Meriles, Perspectivas para el
Estudio de los Géneros Literarios en el Fin de Siglo. Cyber
Humanitatis, Revista de la Revista de Filosofía y Humanidades de la Universidad
de Chile (2000) 14
No quiero parecer demasiado condescendiente pero me ha encantado el blog. Enhorabuena.
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