11 Cristo, en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote
de los bienes futuros. El, a través de una Morada más excelente y perfecta que
la antigua –no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo creado–
12 entró de una vez por todas en el Santuario, no por la sangre de chivos y
terneros, sino por su propia sangre, obteniéndonos así una redención eterna.
13 Porque si la sangre de chivos y toros y la
ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por el pecado,
los santifica, obteniéndoles la pureza externa, 14 ¡cuánto más la sangre de
Cristo, que por otra del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios,
purificará nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte, para
permitirnos tributar culto al Dios viviente! 15 Por eso, Cristo es mediador de
una Nueva Alianza entre Dios y los hombres, a fin de que, habiendo muerto para
redención de los pecados cometidos en la primera Alianza, los que son llamados
reciban la herencia eterna que ha sido prometida. (Hebreos 9,11-15)
Introducción
La Carta a los Hebreos no es una carta,
ni tampoco fue escrita a los hebreos. Se trata de un hermosa y larga homilía
compuesta por un apóstol itinerante enviado a cristianos alejados (cf. Hebreos
13,17-18). Así, descubrimos el género literario y a quienes se dirige.
Respecto al autor, comparte algunos
temas comunes con san Pablo pero el vocabulario, y la redacción no son las del
Apóstol, tampoco la teología que desarrolla, aunque se apoya en ciertas bases
paulinas. Por el lenguaje parece escrita por un cristiano que habla muy bien en
griego y conoce muy bien la Septuaginta (LXX) o AT en griego. Sin duda, se
trata de un escrito de "tradición paulina" (menciona a un tal Timoteo
en 13,23) y en opinión de algunos recaería en Apolo su autoría, pero esto
último no tiene hasta hoy fundamentos antiguos.
Siguiendo lo que dice en 13,24 podría
hacerse compuesto en Italia. Sobre la datación hay opiniones muy variadas,
sabemos que la referencia san Clemente romano a fines del siglo I. A juzgar por
su teología bastante desarrollada no puede ser de una fecha temprana. Podemos
considerar un arco a partir de la guerra judía (66-73 d.C.) hasta una fecha
anterior a la mención de san Clemente de Roma (¿90 d.C.?).
Contextualización
Sería bueno leer todo el cap.8 y el
cap.9 para ubicarnos bien luego en la sección litúrgica (9,11-15). La BPD
titula todo este texto como "Un nuevo y único sacerdocio", también
podríamos llamarlo "La ofrenda sacerdotal de Cristo".
Asimismo, nos resultará beneficioso
considerar una estructura de todo el texto (8,1-9,28):[1]
A) 8,1-2 Punto capital. Introducción de
todo el texto. La superioridad de Cristo.
B) 8,3-5 Nivel del culto antiguo:
terreno y figurativo, por tanto inválido.
A') 8,6 Comentario cristológico sobre
el tema de la Alianza. La superioridad de Cristo.
C) 8,7-13 Características de la Alianza
del culto antiguo: defectuosa, por tanto inválida
D) 9,1-10 Sobre las instituciones y el
modo de efectuar el culto antiguo: no perfeccionan la conciencia, meramente
externas, por tanto todo esto es inválido.
D´) 9,11-14 Sobre los medios empleados
en el nuevo culto: perfeccionan la conciencia, por tanto son medios válidos.
Confronta con 9,1-10.
A'') 9,15 Comentario cristológico sobre
el tema de la Alianza. La superioridad de Cristo.
C') 9,16-23 Características de la Nueva
Alianza: utiliza medios válidos. Confronta con 8,7-13.
B') 9,24-28 Nivel del nuevo culto:
celeste y definitivo. Confronta con 8,3-5.
Por lo tanto, nuestra sección litúrgica
se compone con:
9,11-14 Sobre los medios empleados en
el nuevo culto: perfeccionan la conciencia, por tanto son medios válidos.
9,15 Comentario cristológico sobre el
tema de la Alianza. La superioridad de Cristo.
Reflexión
La descripción de Cristo como Sumo
Sacerdote es insólita en relación a todo el resto del NT, en este libro y sólo
en este libro lo dice.
Necesitamos distinguir y no confundir la
expresión "Morada" de la expresión "Santuario" en este
pasaje, además de ser dos palabras griegas distintas (skenes y hagia),
responden a dos realidades diferentes en la intención del autor sagrado. La
"Morada" o "Tabernáculo" es el Cuerpo glorificado de
Jesucristo.
Para acercarnos a la mentalidad del
autor sagrado, leamos dos escrituras sobre las que cimenta su teología
cristológica:
Veamos Romanos 1,1-4: Carta de Pablo,
servidor de Jesucristo, llamado el Apóstol, y elegido para anunciar la Buena
Noticia de Dios, que él había prometido por medio de sus Profetas en las
Sagradas Escrituras, acerca de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la
estirpe de David según la carne, y constituido Hijo de Dios con poder según el
Espíritu santificador por su resurrección de entre los muertos.
I Corintios 15,44-45 dice: "Se siembran cuerpos puramente
naturales y resucitarán cuerpos espirituales. Porque hay un cuerpo puramente
natural y hay también un cuerpo espiritual.
Esto es lo que dice la Escritura: El primer hombre, Adán, fue creado
como un ser viviente; el último Adán, en cambio, es un ser espiritual que da la
Vida".
Ahora bien, ¿qué es el
"Santuario"? Lo dice en la lectura: es el cielo adonde "entró de una vez por todas" (9,14).
Entonces la Morada es el Cuerpo de Cristo glorificado, resucitado y el
Santuario es el cielo, como dice en 8,1: "Este es el punto capital de lo que
estamos diciendo: tenemos un Sumo Sacerdote tan grande que se sentó a la
derecha del trono de la Majestad en el cielo".
Era necesario aclarar estos conceptos
para no caer en errores. Así p.e. la transfiguración del Señor es un relato de
visión de Jesucristo glorificado, que nos anticipa la gloria de la resurrección
del Señor luego de la pasión. No nos olvidemos de la humanidad de Jesús.
Cristo es también la víctima con "su propia Sangre, obteniéndonos así una
redención eterna". Así, hallamos el Santísimo Cuerpo y la Sangre de
Cristo en esta sección litúrgica que se ubica en nuestra celebración litúrgica,
que según el espíritu original de la fiesta, por voluntad del papa Urbano IV
(un papa francés) hacia el siglo XIII recomienda que se trate de un culto
popular con alegría.
Volviendo a Hebreos, el Espíritu Santo
es como el fuego que transforma y consagra a la víctima (Lv 9,24; I Re 18,38;
II Cr 7,1; II Mac 1,22; 2,1). Por eso, en la epíclesis de la Misa se invoca al Espíritu Santo para que
"transforme" las sustancias del pan y el vino en el Cuerpo y la
Sangre del Señor.
Luego, en el v.15 el hagiógrafo retoma
el comentario que hace en 8,6 y dice: Por
eso, Cristo es mediador de una Nueva Alianza entre Dios y los hombres, a fin de
que, habiendo muerto para redención de los pecados cometidos en la primera
Alianza, los que son llamados reciban la herencia eterna que ha sido prometida.
Prof. Mauricio Shara
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