Y le fue dado un rollo del profeta Isaías, y tras abrir el rollo, encontró el lugar donde había sido escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí... (Lucas 4,17-18a traducido del texto griego Nestlé-Aland). BLOG DEDICADO AL ESTUDIO Y A LA INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA.

martes, 15 de septiembre de 2015

La sabiduría. Una aproximación bíblica


Introducción

La palabra hebrea hokmah, que podemos traducir como "la sabiduría o el conocimiento", designa la capacidad del hombre, que puede ser innata o adquirida, de guiar bien su vida y tratar de conducirla hacia la felicidad. Los textos antiguos mesopotámicos y egipcios utilizan una palabra de la misma raíz semítica para hablar de conocer y comprender.


Para conocer la sabiduría (hokmah) y la instrucción, para entender las palabras profundas, para obtener una instrucción esmerada –justicia, equidad y rectitud– para dar perspicacia a los incautos, y al joven, ciencia y reflexión; Que escuche el sabio (hakam), y acrecentará su saber, y el inteligente adquirirá el arte de dirigir. Para entender los proverbios y las sentencias agudas, las palabras de los sabios (hakamim) y sus enigmas. El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría (hokmah), los necios desprecian la sabiduría y la instrucción. (Proverbios 1,2-7)

Así, la sabiduría es un saber orientado hacia la ética, un arte de vivir. Pero también es una habilidad para las actividades, para los trabajos:

Ex 35,30-35: Entonces Moisés dijo a los israelitas: «El Señor ha designado especialmente a Besalel –hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá– y lo ha llenado del espíritu de Dios, a fin de conferirle habilidad (hakamah), talento y experiencia en la ejecución de toda clase de trabajos, tanto para idear proyectos, como para trabajar el oro, la plata y el bronce, labrar piedras de engaste, tallar la madera o ejecutar cualquier otra labor de artesanía. Además le ha concedido –lo mismo que a Oholiab, hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan– el arte de comunicar sus conocimientos. El Señor los llenó de habilidad (hakamah) para realizar labores de orfebrería, de tejido, de bordado y recamado de telas de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino. Y no sólo son capaces de ejecutar todas estas tareas, sino que también tienen espíritu de inventiva».

Este vocablo (hokmah) y sus derivados aparece mucho en el AT relacionado a una gran diversidad de tareas: técnicas, administrativas, asuntos religiosos, asuntos de guerra, asuntos éticos, y también a la sagacidad.

La sabiduría puede ser innata y también adquirida en la propia vida, crece con la experiencia personal, síntesis de observar la realidad y reflexionar sobre ella. La sabiduría se enriquece enormemente con la formación, con la educación (en sus diversas formas). El sabio debe adquirir la capacidad de comprender, escuchar y hablar porque la sabiduría es un arte de "vivir-junto-con".   


El proverbio

La sabiduría, originalmente, consistía en observar la realidad a fin de extraer información que sirva para la vida. Una de las formas más sencillas de expresarla es el proverbio o refrán. Los griegos llamaban a esta figura paroimía (pará: junto a + oímos: camino), así aparece en el AT en griego (Septuaginta) como traducción del hebreo mashal que es una comparación por medio de una imagen o narración para la enseñanza práctica, de ahí se desprende el proverbio y la parábola. Los proverbios se escribieron especialmente para los gobernantes, aunque nos sirven a todos. Ejemplos:

·         "Un hijo sabio ama la corrección, pero el insolente no escucha el reproche" (Pr 13,1)
·         "El oído atento a una advertencia saludable se hospedará en medio de los sabios". (Pr 15,31)
·         "El que rechaza la corrección se desprecia a sí mismo, el que escucha una reprensión adquiere sensatez". (Pr 15,32)
·         "Escucha el consejo y acepta la corrección, y al fin llegarás a ser sabio". (Pr 19,20)

Aprender a escuchar es la base de toda sabiduría, precisamente el gobernante que sólo habla y habla y habla pero no escucha se ha encerrado en sí mismo, es necio y se niega a emprender la enriquecedora peregrinación hacia la sabiduría.


La sabiduría ante el sufrimiento

El Pentateuco habla muy poco sobre el sufrimiento, por eso una de las primeras reflexiones sobre eso es la "tosca teoría de la retribución" en donde el éxito y la riqueza son signos de santidad y en donde el fracaso y la pobreza son signos de pecado. Esta teoría muy tosca todavía es la base de los discursos de los grupos bíblicos fundamentalistas, espiritualistas y mágicos. Eso pasa porque no comprenden las etapas de la Escritura y leen la Biblia de manera atemporal con aplicación existencialista cruda e inmediata, así p.e. el diezmo pasa a ser una de las predicaciones más populares en los grupos fundamentalistas.

Pero la evolución de la sabiduría en Israel llevó a reflexionar sobre el sufrimiento del justo p.e. el libro de Job es una severa crítica a la "teoría de la retribución" ya que Job es el justo sufriente.


De la sabiduría personificada a la personificación de la sabiduría

Asimismo, Job señala en el cap. 28 que ningún ser humano puede adueñarse de la sabiduría. Lo mismo señala Baruc 3,12 ¡han abandonado a la fuente de la sabiduría! que es Dios mismo. Además, Eclesiastés tiene un sentido pesimista respecto a la sabiduría humana, pero no por eso es menos sabio. Todo esto va abonando el terreno para una teología que personifique a la sabiduría.

Sería bajo el sufrimiento por los constantes fracasos políticos de Israel que nace la pregunta sobre el patrimonio de la sabiduría ¿es de unos pocos o es de todos? Para evitar una nueva catástrofe como fue la deportación a Babilonia y la destrucción del templo de Jerusalén. Aquello que es tan importante no puede ser destruido, la sabiduría viene de Dios, así dice Eclo 24,2-9:  "La sabiduría hace el elogio de sí misma y se gloría en medio de su pueblo, abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de su Poder: «Yo salí de la boca del Altísimo y cubrí la tierra como una neblina. Levanté mi carpa en las alturas, y mi trono estaba en una columna de nube. Yo sola recorrí el circuito del cielo y anduve por la profundidad de los abismos. Sobre las olas del mar y sobre toda la tierra, sobre todo pueblo y nación, ejercí mi dominio. Entre todos ellos busqué un lugar de reposo, me pregunté en qué herencia podría residir. Entonces, el Creador de todas las cosas me dio una orden, el que me creó me hizo instalar mi carpa, él me dijo: «Levanta tu carpa en Jacob y fija tu herencia en Israel». El me creó antes de los siglos, desde el principio, y por todos los siglos no dejaré de existir".
 
Ahora la Sabiduría es preexistente, ya es Sabiduría con mayúsculas, como en Sb 7,22-8,1, y abona el descubrimiento de la Sabiduría como persona divina, lo cual vendrá con el desarrollo de la teología joánica en el prólogo del Evangelio: Jn 1,1-18.

Finalmente, la Sabiduría personificada es Jesucristo. Él es la Sabiduría en persona. 



Prof. Mauricio Shara   

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