1
Ajab contó a Jezabel todo lo que había hecho Elías y cómo había pasado a todos
los profetas al filo de la espada. 2 Jezabel envió entonces un mensajero a
Elías para decirle: «Que los dioses me castiguen si mañana, a la misma hora, yo
no hago con tu vida lo que tú hiciste con la de ellos». 3 El tuvo miedo, y
partió en seguida para salvar su vida. Llegó a Berseba de Judá y dejó allí a su
sirviente. 4 Luego caminó un día entero por el desierto, y al final se sentó
bajo una retama. Entonces se deseó la muerte y exclamó: «¡Basta ya, Señor!
¡Quítame la vida, porque yo no valgo más que mis padres!». 5 Se acostó y se
quedó dormido bajo la retama. Pero un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate,
come!». 6 El miró y vio que había a su cabecera una galleta cocida sobre piedras
calientes y un jarro de agua. Comió, bebió y se acostó de nuevo. 7
Pero el Angel del Señor volvió otra vez, lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come,
porque todavía te queda mucho por caminar!». 8 Elías se levantó, comió y bebió,
y fortalecido por ese alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta la
montaña de Dios, el Horeb. (I Reyes 19,1-8)
Introducción
Los
relatos de los libros de los Reyes cubren desde el final del reinado de David (970
a.C.) hasta el destierro de los judíos a Babilonia con el rey Jeconías (562
a.C.).
Podemos
hallar una fácil división tripartita de I-II Reyes por capítulos:
1)
Relatos sobre el reinado de Salomón (I Re 1-11)
2)
Relatos conjuntos sobre Israel y Judá (I Re 12 a
II Re 17)
3)
Relatos sobre Judá hasta el exilio (II Re 18-25)
Los
libros de los Reyes son una larga conclusión al bloque de escritos
deuteronomistas, es decir, Josué, Jueces, Samuel y Reyes, los cuales se
escriben bajo la influencia de la teología del Deuteronomio.
Contextualización
Así
como los caps. 17-18 muestran el ministerio público del profeta Elías, el cap.
19 muestra su intimidad con Dios.
19,1-2
Contexto político
19,3-4a
Huida de Elías
19,4b-5a
Depresión de Elías
19,5b-7
Un mensajero de Dios anima al profeta
19,8
Elías peregrina hacia el Horeb
Reflexión:
Contexto político 19,1-2: Ajab contó a Jezabel todo lo que había
hecho Elías y cómo había pasado a todos los profetas al filo de la espada.
Jezabel envió entonces un mensajero a Elías para decirle: «Que los dioses me
castiguen si mañana, a la misma hora, yo no hago con tu vida lo que tú hiciste
con la de ellos».
La
perícopa (19,1-8) comienza con la des-velación de los manejos del poder
político de Ajab, quien le cuenta a su pérfida y autoritaria esposa Jezabel lo
que hizo el profeta Elías con los falsos profetas y verdaderos aduladores de la
reina, una suerte de "profetas aplaudidores" de la época, una suerte
de agrupación de línea dura a favor del régimen autoritario de la psicótica
Jezabel: los profetas de Baal. Como era la costumbre de la tiránica Jezabel,
amenaza con asesinar al opositor Elías, el profeta de Dios. Porque los tiranos
y tiranas de todas las épocas no son otra cosa que egolátricos instrumentos
satánicos al servicio de la maldición. El profeta siente miedo y huye.
19,3-4a Huida de Elías: El tuvo miedo, y partió en seguida para salvar su
vida. Llegó a Berseba de Judá y dejó allí a su sirviente. Luego caminó un día
entero por el desierto, y al final se sentó bajo una retama.
Elías se va de su patria (Reino del Norte,
Israel), cruza el territorio del Reino del Sur, Judá y llega al sur, a Bersheba,
camina luego por el desierto del Néguev y llega hasta una retama, es decir, un
matorral, símbolo bíblico de la desventura (ver: Los matorrales
y el Dios de los desventurados). Elías ha cruzado los límites de su
asiento y su cultura para encontrarse en soledad.
19,4b-5a Depresión de Elías: Entonces se deseó la muerte y exclamó: «¡Basta ya,
Señor! ¡Quítame la vida, porque yo no valgo más que mis padres!». Se acostó y
se quedó dormido bajo la retama.
El
profeta cae en una profunda depresión al verse solo en su lucha a favor de una
sana fe en YHWH, desea su muerte pero ¡atención! la palabra hebrea qah que generalmente se traduce
"quítame", es toma, "toma mi vida" y es la misma que
utiliza la Biblia para hablar del arrebatamiento de Henoc (verbo laqach cf. Gn 5,24). Elías desea que se
produzca ya su arrebatamiento, estar con Dios y desaparecer de este mundo. Es,
curiosamente, el sentimiento que invade a muchos cristianos en estado de
opresión que deriva en depresión, por eso se acuesta a dormir, que es una
actitud típica de los deprimidos.
19,5b-7 Un mensajero de Dios anima
al profeta: Pero un ángel lo tocó y le dijo:
«¡Levántate, come!». El miró y vio que había a su cabecera una galleta cocida
sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió, bebió y se acostó de nuevo. Pero
el Ángel del Señor volvió otra vez, lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come,
porque todavía te queda mucho por caminar!».
Elías
ha tocado el límite de su existencia pero el mensajero de Dios lo anima a
transformar su huida en peregrinación, su miedo en búsqueda de Dios, su
anorexia en fortalecimiento, su hastío en encuentro con YHWH... el camino tiene
un sentido metafórico porque su misión es superior a sus fuerzas.
19,8 Elías peregrina hacia el Horeb:
Elías se levantó, comió y bebió, y
fortalecido por ese alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta la
montaña de Dios, el Horeb.
En el itinerario de Elías podemos
reconocer las huellas de Moisés y de cada persona que teme, sufre y ansía a
causa de su responsabilidad: persecución, miedo, hastío, impotencia, debilidad,
pero también una excitación por la proximidad del encuentro con Dios.
Prof.
Mauricio Shara
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