Y le fue dado un rollo del profeta Isaías, y tras abrir el rollo, encontró el lugar donde había sido escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí... (Lucas 4,17-18a traducido del texto griego Nestlé-Aland). BLOG DEDICADO AL ESTUDIO Y A LA INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA.

domingo, 24 de mayo de 2015

Gema bíblica: "Donde está el Espíritu del Señor hay libertad" - II Corintios 3,17


Cuando hablamos de "gema bíblica" hablamos de un fragmento bíblico, una frase que no debe ser sacada de contexto pero que una vez contextualizada por el intérprete puede expresar toda la fuerza de la Palabra de Dios. Siguiendo al teólogo Hans Urs von Balthasar: "el todo en un fragmento", se trata de la expresión del todo en una parte. Además, en analogía con el cuerpo humano podemos evidenciar toda la realidad de esta afirmación.

La versión Jerusalén latinoamericana (2003) lee así II Co 3,17: "Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad". En realidad, no varían mucho las versiones de la Biblia sobre este versículo. San Pablo nos muestra el vínculo profundo entre Cristo y el Espíritu Santo, que es enviado a la historia humana para revelar la plenitud de la Palabra de Dios.


Pero...¿qué nos quiere decir el Apóstol respecto a la libertad? sin duda que se refiere a una libertad espiritual, religiosa que impregne la vida de alegría. Una adhesión gozosa a Jesucristo que nos concede la gracia para abrazarnos y restaurarnos, sacándonos de la esclavitud del pecado. Como dice en Romanos 8,2: "Porque la ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte"

Sin embargo, esa libertad, para muchas personas es muy difícil de alcanzar, incluso para los cristianos. El filósofo indio Sri Aurobindo enunciaba una realidad patente: "todo el mundo aspira a la libertad y, sin embargo cada criatura está enamorada de su propias cadenas". ¡Qué horror! una suerte de lo que los psicólogos llaman "síndrome de Estocolmo" pero, lamentablemente esto pasa. Pasa p.e. en algunos grupos en donde suele haber una suerte de "dueño del Espíritu Santo". Son "Aladinos que frotan la lámpara", son "Hamelines que tocan la flauta" y se llevan a los más pequeños, a los más débiles a la cueva del cautiverio. Estos embaucadores abundan en todo el mundo y donde ellos están, además de corrupción...allí siempre hay temor, allí siempre hay esclavitud.

Pero, al contrario de esta podredumbre ¡Aánimo! porque "Donde está el Espíritu del Señor hay libertad". El Espíritu Santo nos abre a horizontes de libertad interior, como dice el Salmo 104,30: "Envías tu Espíritu, Señor, los creas y renuevas la faz de la tierra". Invoquemos al Espíritu Santo que es principio de libertad interior y de amor.


"De ahí nace nuestra libertad, del influjo que el Espíritu opera en nosotros. Libertad respecto a la
Ley, gozo del conocimiento del amor de Dios, confianza en nuestra relación con Dios, franqueza en
nuestra predicación... Moisés sólo podía ser mediador de la letra. A nosotros se nos ha dado ser reflejos de la gloria de Cristo resucitado en todo nuestro ser, palabra y vida, acción y persona. Así puede definirse nuestro ministerio, como acción transformante de su Espíritu".[1] Porque "Donde está el Espíritu del Señor hay libertad".

San Agustín en "El Espíritu y la letra" (16,28) dice: "Tras habernos justificado con su don, el Espíritu de Dios nos quita el gusto del pecado, y en eso consiste la libertad; lo mismo que antes, sin Él, hallábamos placer en pecar, y en eso consistía nuestra esclavitud."

San Juan Pablo II en Tumaco, Colombia en 1986 decía lo siguiente: La humanidad busca, de muchas maneras, a Dios. Tiene sed de salvación. Desea la verdadera felicidad, la verdadera libertad. Como la tierra necesita la lluvia, el mundo tiene necesidad del Evangelio, de la Buena Nueva de Jesús. La historia toda se orienta hacia Cristo, hacia su verdad, que nos hace libres (cf. Ibid., 8, 32). El Espíritu Santo conduce a los pueblos hacia el Señor. «El es la fuente del valor, de la audacia y del heroísmo: "donde está el Espíritu del Señor está la libertad".

El sabio Benedicto XVI dice en Verbum Domini, 38: “El Señor es el Espíritu, y donde hay el Espíritu del Señor hay libertad”. El Espíritu liberador no es simplemente la propia idea, la visión personal de quien interpreta. El Espíritu es Cristo, y Cristo es el Señor que nos indica el camino.

Sigamos peregrinando hacia Dios en libertad.


Prof. Mauricio Shara



[1] Javier Garrido, Relecturas de las cartas de san Pablo, Madrid, Paulina, 1987, 86 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Escucha PEREGRINANDO: