Y le fue dado un rollo del profeta Isaías, y tras abrir el rollo, encontró el lugar donde había sido escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí... (Lucas 4,17-18a traducido del texto griego Nestlé-Aland). BLOG DEDICADO AL ESTUDIO Y A LA INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA.

miércoles, 2 de abril de 2014

Estudio sobre Romanos 8,8-11. Aporte para la Misa del V Domingo de Cuaresma


8 Por eso, los que viven de acuerdo con la carne no pueden agradar a Dios. 9 Pero ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. 10 Pero si Cristo vive en ustedes, aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes. (Romanos 8,8-11)
 

Introducción
 
La Carta a los Romanos fue escrita por san Pablo entre el 57 y 58 d.C. cuando se decidía a evangelizar España y para eso tenía que pasar por Roma. No se conocen los orígenes de la comunidad cristiana de Roma y la carta no nos aporta un indicio de la estancia del Apóstol allí al momento de su escritura. Algunos autores sostienen que la carta se escribió en Corinto.[1]
 
Al comenzar este breve estudio recordé al padre Hernán Pérez Etchepare SSP +, cuando participaba con él del programa "Peregrinando con San Pablo" por Radio María Argentina durante todo el año paulino. Recordé sus excelentes predicaciones en vivo en las cuales tomaba las lecturas paulinas y las desarrollaba de manera muy sintética. También recordé que me decía:- "no es fácil predicar con san Pablo, sus textos no son sencillos"-. En ese momento yo aún no empezaba el Profesorado Universitario en Teología en la Pontificia Universidad Católica Argentina y no entendía bien lo que me quería enseñar pero lo guardé en mi corazón. Hoy lo recuerdo y me doy cuenta de cuánta verdad tiene lo que él me enseñó.
 

 
De hecho, desde que Lutero toma la Carta a los Romanos como centro de su predicación en 1516, la carta ha sido un "campo de batalla" hasta el siglo XX, tiempo en el cual bajo el espíritu del Concilio Vaticano II se pudo comenzar una lectura más equilibrada y ecuménica entre católicos y protestantes.[2] Sin embargo, hoy las dificultades no vienen del debate entre "fe y obras" sino de las interpretaciones desequilibradas de los grupos espiritualistas, tanto católicos como evangélicos, tales como los que profesan p.e. la "teosofía cristiana", el "neo gnosticismo" y la llamada "metafísica a lo Conny Méndez", los cuales ejercen una fuerte influencia en los ámbitos pastorales y el mundo desde el siglo XIX, pero a eso nos referiremos en su contexto.
 
Estructura o mapa:
 
Podemos identificar la unidad en 8,1-17 formando parte del texto de 8,1-30. Así encontramos:[3]
 
A. Propositio v.1
B. Ratio v.2
C. Desarrollo vv.3-17
·         C1. En el pasado vv.3-4: la misión del Hijo de Dios.
·         C2. En el presente vv.5-13: los bautizados son animados por el Espíritu.
§  vv.5-8 Principios generales de la carne vs. Espíritu
§  vv.9-11 Aplicación de los principios de vv.5-8 a los bautizados
§  vv.12-13 Exhortación moral
·         C3. Glorificación vv.14-17
 
Entonces, en la sección litúrgica (8,8-11) identificamos:
 
v.8 Conclusión acerca de la vida en la carne
vv.9-11 Aplicación de los principios de los vv.5-8 a los bautizados
 
Comentario
 
Conclusión acerca de la vida en la carne (v.8): Por eso, los que viven de acuerdo con la carne no pueden agradar a Dios.
 
Para una mejor comprensión debemos comenzar por los versículos anteriores (5-7): 5 En efecto, los que viven según la carne desean lo que es carnal; en cambio, los que viven según el espíritu, desean lo que es espiritual. 6 Ahora bien, los deseos de la carne conducen a la muerte, pero los deseos del espíritu conducen a la vida y a la paz, 7 porque los deseos de la carne se oponen a Dios, ya que no se someten a su Ley, ni pueden hacerlo.
Acá reside la madre de las malas interpretaciones actuales acerca de san Pablo. Aunque identificáramos al Apóstol con una mentalidad helenista al estilo de Sabiduría 9,14-15: Los pensamientos de los mortales son indecisos y sus reflexiones, precarias, porque un cuerpo corruptible pesa sobre el alma y esta morada de arcilla oprime a la mente con muchas preocupaciones. Lo cual es discutible, pero aún cuando la carne llega casi a designar una fuerza hostil a Dios (Ro 8,8), Pablo jamás expresa que el cuerpo sea una "cárcel para el alma" o que la "carne puede aprisionar al espíritu", ni siquiera en Ro 7, recordemos que en nuestro mapa o estructura tenemos que todo este texto empieza con la propositio de 8,1: Por lo tanto, ya no hay condenación para aquellos que viven unidos a Cristo Jesús. Que es bisagra con el cap.7.
 
La "carne" para Pablo designa a todo el ser humano, no lo divide, pero considerado en su mentalidad pecadora, es decir, que utiliza "carne" como nosotros decimos "carnalidad".
 
Aplicación de los principios de los vv.5-8 a los bautizados (vv.9-11): 9 Pero ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. 10 Pero si Cristo vive en ustedes, aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes.    
 
Lo que debemos tener presente es que san Pablo no es un teósofo, ni un gnóstico, ni un "metafísico" estilo Conny Méndez, ni un docetista, etc. es decir, algún tipo de espiritualista. Como ya dijimos el Apóstol, como buen judío, entiende que el ser humano es uno solo y no está dividido en sí mismo.
 
Teniendo esto al descubierto, notamos que la expresión Pero ustedes en el v.9 realiza la aplicación de los vv.5-8 a unos receptores concretos. Una traducción más literal del griego del NA28 (Nestlé-Aland) Ὑμεῖς δὲ οὐκ ἐστὲ ἐν σαρκὶ ἀλλ’ ἐν πνεύματι, εἴπερ πνεῦμα θεοῦ οἰκεῖ ἐν ὑμῖν. εἰ δέ τις πνεῦμα Χριστοῦ οὐκ ἔχει, οὗτος οὐκ ἔστιν αὐτοῦ sería: "Pero ustedes no están en la carne sino en el Espíritu, supuesto que el Espíritu de Dios habita en ustedes. Pero si alguno el Espíritu de Cristo no tiene, éste no es de él".
 
Luego en el v.10 se vincula a la "carne" con el "cuerpo" (no perdamos de vista que representa al ser humano todo en su mentalidad pecadora) y nos indica que la fuerza del Espíritu es vivificante. Podemos aplicar el Salmo 51,12-14 a esta realidad neo testamentaria para contemplar la salvación que nos ha ofrecido Dios por medio de Cristo:
 
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga.
 
La justicia es la causa de esta vivificación en nosotros, justicia que consiste en lo expresado en la ratio (v.2) y en lo hecho por Dios en el pasado por medio de la misión de Cristo (v.3-4).
 
El v.11: "Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes" concluye en que Dios nos ha participado en la resurrección de Jesucristo, la cual incluye el "cuerpo". Así, no hay división antropológica, tal cual hemos referido.
 
Conclusión
 
Es una lástima que la sección litúrgica no incluya la exhortación moral de los vv. 12-13 a fin de entender mejor la relación entre la "fe y las obras" en san Pablo: "Hermanos, nosotros no somos deudores de la carne, para vivir de una manera carnal. Si ustedes viven según la carne, morirán. Al contrario, si hacen morir las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán".
 
Si seguimos la estructura o mapa del comienzo de este estudio y vinculamos la Palabra proclamada (8,8-11) con toda la perícopa (8,1-17) no nos perderemos en nuestros propios pensamientos, porque nos anima el Espíritu Santo. ¡Gloria a Dios!
 
"En Cristo está el todo, la plenitud; necesitamos tiempo para hacer nuestra una de las dimensiones de su misterio. Podríamos decir que este es un camino de transformación en el que se realiza y se manifiesta el misterio de la resurrección de Cristo en nosotros, misterio al que nos ha remitido esta tarde la Palabra de Dios en la lectura bíblica, tomada de la Carta a los Romanos: el Espíritu Santo, que resucitó a Jesús de entre los muertos, y que dará la vida también a nuestros cuerpos mortales (cf. Rm 8,11), es Aquel que realiza también nuestra configuración a Cristo según la vocación de cada uno, un camino que discurre desde la pila bautismal hasta la muerte, paso hacia la casa del Padre".[4]
  
 
Prof. Mauricio Shara

[1] Cf. Luis H. Rivas, San Pablo. Su vida, sus cartas, su teología, Buenos Aires, San Benito, 2001, 90-91. 
[2] Cf. Charles Perrot, La carta a los Romanos, CB 65, Navarra, Verbo Divino, 1994, 4.
[3] Seguimos a Jean-Noël Aletti, Romanos, en Comentario Bíblico Internacional, Navarra, Verbo Divino, 2005, 1445-1446.
[4] Benedicto XVI, Celebración de las Vísperas en la iglesia de la Cartuja Serra San Bruno, 9/10/2011.

1 comentario:

  1. Anónimo4/14/2014

    Excelente tu Art., es de esperar que llame a la reflexion a muchos lectores. Entiendo que se
    debe leer a las luces del Esp.Sto.
    Me emociona tremendamente como lo ilustraste.!!!
    ETELVINA

    ResponderBorrar

Escucha PEREGRINANDO: