24 Nadie puede servir a dos señores, porque
aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y
menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero. 25 Por eso les
digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo,
pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el
cuerpo más que el vestido? 26 Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni
cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo
los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? 27 ¿Quién de ustedes, por
mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? 28
¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van
creciendo sin fatigarse ni tejer. 29 Yo les aseguro que ni Salomón, en el
esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. 30 Si Dios viste así la
hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más
hará por ustedes, hombres de poca fe! 31 No se inquieten entonces, diciendo:
«¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?». 32 Son los paganos
los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que
ustedes las necesitan. 33 Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo
demás se les dará por añadidura. 34 No se inquieten por el día de mañana; el
mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción. (Mateo 6,24-34).
Introducción
En
esta sección litúrgica que se nos presenta también tendremos que considerar
algunas dificultades para intentar descubrir el sentido mateano o al menos
encaminarnos hacia allí. Ahora, los problemas de interpretación no vienen de la
influencia del mundo de la política como es el caso de la v antítesis
(5,38-42), lo cual hemos desarrollado para el domingo pasado, sino que ahora
las dificultades vienen de los cristianos radicales itinerantes primitivos que
pretendían ser literalmente "alimentados por Dios", y actualmente de
la tentación demagógica de interpretar todo esto como un supuesto "canto a
la holgazanería". La Iglesia entendió muy temprano, siguiendo el ejemplo
de san Pablo, que el trabajo es un elemento constitutivo de la vida en Cristo.
Este
pasaje bíblico forma parte del sermón de la montaña (5-7) y dentro de él
podemos ubicarlo en las instrucciones de Jesús para el seno de la comunidad
cristiana: (6,19-7,11).
Estructura
1)
El dicho del v.24 (conecta con la perícopa posterior)
2)
La perícopa de los vv.25-34:
·
Exhortación
introductoria (v.25)
·
I
razonamiento analógico.[1]
Sobre la alimentación (v.26)
·
Razonamiento
sobre el tiempo vital (v.27)
·
II
razonamiento analógico. Sobre el vestido (v.28)
·
Exhortación
sintética sobre el vestido (v.29-30)
·
Exhortación
sintética sobre alimentos, bebidas y vestido (vv.31-33)
·
Exhortación
sobre el tiempo vital (v.34)
Es
importante observar ya mismo como este texto no se trata de "ecuaciones
bíblicas" o relaciones exactas entre las necesidades humanas y la vida
silvestre sino de analogías. Eso es lo primero que debemos considerar para
hacer una interpretación seria.
Comentario
1) El dicho del
v.24:
Nadie
puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se
interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios
y al Dinero.
En realidad, corresponde a la perícopa bíblica
anterior: 6,19-24 que consiste en una serie de dichos para la comunidad sobre
la mejor posibilidad de acumular riquezas en el cielo que en la tierra. El
último de esos dichos es el v.24, pero también sirve de conectivo con la
perícopa siguiente: 6,25-34.
Para mejorar nuestro estudio podemos poner
"bajo la lupa" al v.24:
a. Nadie puede servir a dos señores
b. porque aborrecerá a uno
c. y amará al otro
c. o bien, se interesará por el primero
b. y menospreciará al segundo
a. No se puede servir a Dios y al Dinero.
Así, descubrimos un paralelismo en donde
"a" se corresponde con "a", "b" con "b"
y "c" con "c".
Bien, la palabra "Dinero" en la versión
argentina es traducción de "Mamona" que se corresponde a una voz
aramea que significa: "aquello en lo que se puede confiar" y que se
aplica especialmente al dinero, aunque podría aplicarse a cualquier cosa o
persona que se presente como base de confianza y servilismo, en conflicto o
competitiva con Dios.[2]
Para el judaísmo primitivo, en los targumim,[3]
Mamona se refiere a las riquezas obtenidas de manera injusta (cf. Lc 16,9).[4]
San Agustín interpreta el v.24 en relación a un servicio a las riquezas como quien
sirve a un dios:
"El que sirve, pues, a la Mamona (esto es, a las
riquezas) también sirve a aquel que, puesto a la cabeza de todas ellas por
razón de su perversidad, es llamado por Dios príncipe de este mundo. O de otro
modo, manifiesta quiénes son estos dos señores cuando dice: "No podéis
servir a Dios y a las riquezas", o lo que es lo mismo, a Dios y al diablo,
porque el hombre aborrecerá a éste y amará al otro (esto es, a Dios), o sufrirá
al uno y despreciará al otro. Sufre un duro dominio todo el que sirve a las
riquezas. Cegado por su codicia, vive sometido al diablo, y no lo quiere. Como
aquel que está unido a la sierva de otro por la concupiscencia, sufriendo una
dura esclavitud, aun cuando no ame a aquél cuya sierva ama. Obsérvese que ha
dicho: "Y despreciará al otro", y no: "Le aborrecerá",
porque apenas hay conciencia que pueda aborrecer a Dios. Mas se le puede
despreciar, esto es, no temerle a causa de la confianza que inspira su
bondad".[5]
Es importante recordar que Jesús en este contexto mateano está hablando
del Reino de Dios en contraste con la tierra (cf. 6,19-20.33) y lo está
haciendo para la comunidad de convertidos y comprometidos. Por tanto, no se
trata de "construir un paraíso en la tierra" como prometió fracasadamente
el marxismo internacional, sino de prepararse para el Reino de Dios definitivo,
como quedará expuesto en los vv. siguientes. Otra clave son las expresiones
"aborrecerá" y "amará". San Juan Crisóstomo lo interpreta
en relación a la esclavitud espiritual hacia el dinero, la avaricia:
"Ya había el Señor refrenado la tiranía de la
avaricia con muchas y grandes razones pero ahora añade otras más amplias. Las
riquezas no nos dañan precisamente porque arman a los ladrones contra nosotros
y porque oscurecen nuestra inteligencia, sino porque también nos separan de
Dios. Y esto lo prueba con una razón muy fácil de comprender: "Ninguno
puede servir a dos señores". Dice dos, porque mandan cosas contrarias. Si
se entendiesen no serían dos sino uno, y manifiesta esto por lo que añade en
seguida: "Porque aborrecerá al uno y amará al otro, o al uno sufrirá y al
otro despreciará". Pone dos para demostrar que es fácil el tránsito a otra
cosa mejor, diciendo: "Me he hecho esclavo del dinero" (amando las
riquezas) Y demuestra que es posible llegar a otro estado, a saber, no sufriendo
la esclavitud, sino despreciándola".[6]
Es interesante que "el judaísmo no
presente unas expresiones tan crudas en boca de los rabinos, que eran a menudo
pobres, y sí en cambio en Filón, hombre rico".[7] Acá, cabe actualmente una influencia proveniente del mundo político en
la que se identifica lo que dice Jesús en este versículo con una supuesta
revolución populista. Más allá de lo que podamos estudiar bíblicamente se
aconseja leer el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia para no dejarse
arrastrar por ninguna "Mamona". San Jerónimo comenta:
"La palabra Mamona en siríaco quiere decir
riquezas. Oiga esto el avaro que se honra con el nombre de cristiano: no se
puede a la vez servir a Dios y a las riquezas. Y sin embargo no dijo: "El
que tiene riquezas", sino: "El que sirve a las riquezas". El que
es esclavo de las riquezas las guarda como esclavo, pero el que sacude el yugo
de su esclavitud, las distribuye como señor".[8]
2) La perícopa de los vv.25-34
Exhortación introductoria (v.25): Por eso les digo:
No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo,
pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el
cuerpo más que el vestido?
El
"por eso les digo", según un amplio consenso, conecta con lo anterior
en Q[9]
que es Lc 12,11-12:[10]
"Cuando los lleven
ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de
cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará
en ese momento lo que deban decir".
Ahora tiene sentido, como una enseñanza
mateana que se dirige a los cristianos comprometidos de Siria cuando ya se ha
desatado la persecución romana hace décadas y por tanto relaciona convenientemente
la predicación primigenia de Jesucristo acerca del Reino de Dios, que en Mateo
siempre es futuro,[11] con una noción
apocalíptica para resistir en Cristo los momentos de persecución. Así, las
necesidades humanas más básicas (comida, bebida y vestido) pierden terreno ante
la rigurosa ética mateana. San Hilario comenta:
"O de otro
modo, como el sentido de estas palabras se ha adulterado respecto del cuidado
que debemos tener por las cosas futuras, y como los infieles se han burlado
respecto de lo que habrá de suceder con los cuerpos en la futura resurrección y
de lo que constituirá el alimento en la vida eterna, Dios reprende por lo tanto
la malicia de esta cuestión tan inútil, diciendo: "¿Acaso el alma no es
más que la comida?". No permite, pues, que nuestra esperanza acerca del
porvenir en la resurrección se detenga con preocupación de la comida, de la
bebida y del vestido, con el fin de que con esa inquietud por las cosas mínimas
no se infiera ofensa alguna al que ha de devolvernos el cuerpo y el alma".[12]
Es interesante la expresión griega merimnate que es traducida como "no
se inquieten", especialmente para entender lo que sigue, ya que significa
"estar ansioso" con una preocupación distrayente.
I razonamiento
analógico. Sobre la alimentación (v.26): Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni
cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo
los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?
Sin duda que tanto Jesús como Mateo
conocían bien la Torá y el relato en que José hace ahorrar a Egipto durante 7
años para prepararse para la hambruna, clave del éxito económico del país (cf.
Gn 41) y también su política agraria (Gn 47). Seguro que conocían los relatos
de la gran riqueza que llegaron a tener los patriarcas, etc.
Pero entre los radicales itinerantes se interpretó
de manera extrema: "Encontramos la
renuncia al trabajo en los eremitas egipcios primitivos, que pretendían ser
alimentados exclusivamente por Dios, y algo más tarde en los euquitas o
mesalianos, que postulaban la oración incesante".[13]
Vale todo lo dicho anteriormente. La alimentación es una necesidad básica del ser humano, sería necio negar la importancia del trabajo. Jesús invita a sus discípulos a mirar el Reino de Dios definitivo, lo cual no nos saca de este mundo sino que nos pone en las prioridades adecuadas en espera de su concreción. El filósofo danés Soren Kierkegaard, un gran hermeneuta de Mt 6,25-34 dice algo muy interesante sobre "el afligido" en su libro "Discursos edificantes en varios espíritus": «cuando se distrae con los pájaros, piensa en algo distinto de su aflicción, puede recapacitar sobre lo magnifico que es trabajar, lo magnifico que es ser hombre, si lo olvida de nuevo en el trabajo, allí, entonces quizá el pájaro le recordará lo olvidado».
Razonamiento sobre
el tiempo vital (v.27): ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede
añadir un solo instante al tiempo de su vida?
Una traducción también sería:
"¿...puede añadir sobre su estatura un solo codo? Es más literal y podría
responder a un midrash de los judíos
que creían que Adán había perdido parte de su estatura con el pecado (¿se
relaciona con el relato de Zaqueo en Lc 19,1-10?). Pero se ha preferido la
traducción de la versión argentina porque en la actualidad la gente desea vivir
en la "eterna juventud".
Se trata de un razonamiento de tipo
proverbial relacionado con el proverbio final de la perícopa: No se inquieten por
el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su
aflicción. Cobra más sentido cuando se lo relaciona con Q (cf.
Lc 12,11-12).
II razonamiento
analógico. Sobre el vestido (v.28): ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los
lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer.
Los lirios del campo no responden a una flor
determinada sino más bien a flores silvestres. El tejer era una actividad
propia de las mujeres en Palestina. San Juan Crisóstomo comenta:
"Después que
demostró a sus discípulos que no era conveniente andar solícitos con el
alimento, pasó a otra cosa más sencilla. No es tan necesario el vestido como el
alimento, y por ello dice: "¿Y por qué andáis acongojados por los
vestidos?" No usa aquí del ejemplo de las aves, para citar como ejemplo el
pavo real o el cisne, de quienes se podrían tomar ejemplos parecidos, sino que
usa del ejemplo de los lirios, diciendo: "Considerad cómo crecen los
lirios del campo". Quiere demostrar con estas dos cosas la sobreabundancia
de sus dones, a saber, con el derroche de hermosura y la vileza de los que
participan de tanto decoro".[14]
Exhortación
sintética sobre el vestido (v.29-30): Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de
su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los
campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por
ustedes, hombres de poca fe!
La imagen de Salomón cumple una función
proverbial. La hierba del campo al secarse era utilizada por los pobres para
combustible. Los "hombres de poca fe" nos refiere a un auditorio
concreto y podría evocar tradiciones acerca de los que salían a buscar maná en
sábado (cf. Ex 16,22-31). El genial san Juan Crisóstomo comenta:
"No los llama
ya lirios del campo, sin heno, manifestando así su vileza. Y opone otra vileza,
diciendo: "Que son hoy", y no dijo: "Mañana no serán", sino
algo que es mucho más lamentable: "Que serán arrojados al horno".
Cuando dice: "Cuánto mejor vosotros", se da a entender, aunque de una
manera indirecta, la alta honra del género humano, como si dijese:
"Vosotros, a quienes mi Padre dio un alma, formó un cuerpo, envió profetas
y entregó su Hijo Unigénito".[15]
Exhortación
sintética sobre alimentos, bebidas y vestido (vv.31-33): No se inquieten
entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?».
Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el
cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino y su
justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura.
La referencia al Reino, como ya
dijimos, es siempre futura en Mateo, la cláusula acerca de la justicia pone la
exhortación en una espera activa de acuerdo al espíritu del sermón de la
montaña. El Pseudo Crisóstomo comenta:
"Por lo tanto,
el que crea que en Dios se da providencia, espere de su mano el alimento, pero
considere que lo mismo debe esperar lo bueno que lo malo de lo que, si no fuere
solícito, ni se librará del mal, ni podrá alcanzar el bien. Por ello añade:
"Buscad primero el reino de Dios y su justicia". El Reino de Dios es
el premio de las buenas obras, y su justicia el camino de la piedad, por la que
se va al reino. Si piensas en la gloria de los santos, es necesario que, o te
separes del mal por temor de la pena, o te encamines al bien por el deseo de la
gloria. Y si piensas en la justicia de Dios (a saber, qué es lo que Dios
aborrece y lo que Dios ama), su misma justicia te manifiesta sus caminos, que
siguen todos aquellos que lo aman. No daremos razón, pues, de si somos pobres o
ricos, sino si obramos bien o mal, porque esto entra en nuestro libre
albedrío".[16]
Exhortación sobre
el tiempo vital (v.34): No se inquieten por el día de mañana; el mañana se
inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.
Se trata de un proverbio. El día de mañana refiere
al Reino de Dios definitivo, el "todavía no". San Jerónimo nos
aporta:
"Mañana, en
los sagrados Libros, se entiende la vida futura, como dice Jacob: "Mi
justicia me oirá mañana" (Gn
30,33); y en aparición de Samuel, la pitonisa dice a Saúl: "Mañana
estarás conmigo" (1S 28,19)
Concede, pues, que debamos andar preocupados por las cosas presentes, pero nos
prohíbe pensar en las cosas futuras. Nos basta el pensar en las cosas
presentes; las futuras, como inciertas que son, dejémoslas a Dios. Y esto es lo
que indica cuando añade: "Porque el día de mañana, a sí mismo se traerá su
cuidado". Esto es, traerá consigo su propia preocupación: "Bastante
tiene el día de hoy con su malicia". Aquí no debe interpretarse la palabra
malicia como contraria a la virtud, sino que debe entenderse el trabajo, la
aflicción, y las penas de la vida".[17]
Conclusión
Lo más importante es no confundir el
v.24 con una cuestión política. Asimismo, el resto de la sección litúrgica no
debe servir a una apología de la holgazanería o del pasivismo espiritualista.
Estas serían las peores interpretaciones que se pueden hacer de esta enseñanza
de Cristo en el Evangelio mateano.
Hemos visto como tanto el estudio
actual como los santos padres no caen en interpretaciones demagógicas o
irreales de Mt 6,24-34 sino que nos ayudan a buscar el sentido: Jesús alienta a
sus discípulos, a los comprometidos con Él a contemplar el Reino de Dios
definitivo, la visión beatífica, así las tribulaciones y sufrimientos de la
vida son circunstancias temporales hacia el Reino de Dios.
El Señor no quiere que padezcamos necesidades
tales como falta de alimento, falta de agua o desnudez pero la exigente ética
de Mateo nos pide: Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo
demás se les dará por añadidura.
Prof. Mauricio Shara
[1] Analógico es aquello que es en
parte similar y en parte diferente p.e. la comparación entre necesidades
humanas con pájaros y flores.
[2] Cf. Xavier
Picaza, Diccionario de la Biblia.
Historia y Palabra, Navarra, Verbo Divino, 2007, 594-596.
[4] Cf. Armando
Levoratti, Evangelio según san
Mateo en Comentario Bíblico
Latinoamericano, Navarra, Verbo Divino 2007, 316.
[6] San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 21,1 en Catena aurea.
[9] El llamado documento Q habría sido
escrito antes del 70 d.C. Se trata de un descubrimiento intelectual que
consiste en detectar una colección de dichos que existe en Lc y Mt pero no en
Mc.
[12] San Hilario, homiliae in Matthaeum, 5 en Catena
aurea.
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