26 Y decía: «El Reino de Dios es como un hombre que
echa la semilla en la tierra: 27 sea que duerma o se levante, de noche y de
día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. 28 La tierra por
sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante
en la espiga. 29 Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz,
porque ha llegado el tiempo de la cosecha». 30 También decía: «¿Con qué
podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para
representarlo? 31 Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la
más pequeña de todas las semillas de la tierra, 32 pero, una vez sembrada, crece
y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas
que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra». 33 Y con muchas parábolas
como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían
comprender. 34 No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos,
en privado, les explicaba todo. 35 Al atardecer de ese mismo día, les dijo:
«Crucemos a la otra orilla».
(Marcos 4,26-34)
Introducción:
El
Evangelio de Marcos es el más antiguo de los cuatro, data del 65-70 d.C. Según
la tradición de la Iglesia fue escrito en Roma y hasta hoy nada contradice esa
postura.
La
teología de Marcos conduce al lector a una peregrinación desde Galilea hasta
Jerusalén, hacia la cruz de Jesús, su pasión y resurrección. Un elemento
importante es el llamado "secreto mesiánico", Jesús revelará quién es
al final, aunque lo anticipa la visión de la transfiguración. La gran pregunta
del Evangelio de Marcos es ¿quién es Jesús? esa pregunta atraviesa todo el
camino que realiza el lector.
Contextualización:
Nuestra
sección litúrgica (Mc 4,26-34) se encuentra dentro de una colección de
parábolas en el Evangelio de Marcos (todo el cap.4). No es que Jesús se levantó
un día y dijo: "¡Hoy toca parábolas, muchachos!" sino que el evangelista
según su propia creatividad y libertad, inspirado por el Espíritu Santo,
organizó los materiales de su obra.
Es
fácil descubrir una estructura en el cap. 4:
1) 4,1-9 Parábola del
sembrador
2) 4,10-12 Jesús
explica la función metafórica de las parábolas: hay dos modos de ver y dos
modos de oír.
3) 4,13-20 Jesús
explica la parábola del sembrador a sus discípulos
4) 4,21-25 Jesús
propone dos imágenes: la luz y la medida
5) 4,26-29 Jesús
explica sobre el crecimiento de la Palabra de Dios en el Reino
6) 4,30-32 Parábola del
grano de mostaza
7) 4,33-34 Comentario
del evangelista sobre el uso de las parábolas por parte de Jesús
Entonces,
nuestra sección litúrgica (4,26-34) se compone de 3 partes:
1) 4,26-29 Jesús
explica sobre el crecimiento de la Palabra de Dios en el Reino
2) 4,30-32 Parábola
del grano de mostaza
3) 4,33-34 Comentario
del evangelista sobre el uso de las parábolas por parte de Jesús
¿Qué es una
parábola?
No
es un simple cuento. Es una figura literaria que consiste en un símil o
comparación por semejanza continuada o extendida. Del griego pará: junto a + bállein: arrojar, es decir, poner una cosa junto a otra a fin de
compararlas en una narración.
Reflexión sobre un
aspecto: el Reino de Dios
4,26-29 Jesús
explica sobre el crecimiento de la Palabra de Dios en el Reino: Y decía: «El Reino de
Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se
levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa
cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al
fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en
seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha».
El
mismo Jesús ya ha explicado el significado de la semilla que se siembra en
4,14: "El sembrador siembra la Palabra". El Reino de Dios no es una
obra humana sino fruto del poder de Dios, es un regalo de Dios al ser humano.
Pero nosotros somos quienes sembramos ese grano, la Palabra de Dios, su
crecimiento depende de la tierra, eso significa que la fuerza de Dios está
detrás del crecer y no hay lugar para el desánimo. Es decir, que nuestro
desánimo no debe ser llenado de utopías ("no hay lugar" en griego),
que no son más que creaciones ideológicas humanas, sino de confianza en el
poder de Dios. El éxito de esta empresa es mérito del Señor. La aparente
"vegetalidad" en el accionar humano no se trata de un "dejadismo
eclesial", sino que se debe a que se rechaza, en Marcos, rotundamente la
acción política como eje del crecimiento, recordemos que Jesucristo rechazó tajantemente
transformarse en un líder político.
4,30-32 Parábola
del grano de mostaza:
También
decía: «¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá
para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la
más pequeña de todas las semillas de la tierra,
pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las
hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a
su sombra».
Esta parábola tiene como objetivo
consolar y edificar en momentos de crisis. La aparente pequeñez es un signo del
Reino de Dios que mostrará su grandeza al final. A los ojos de la sociedad el
Reino de Dios se presenta como un grano de mostaza, la más pequeña de las
semillas conocidas en esa época, las semilla de mostaza negra tiene un diámetro
de 1,6 mm y la de mostaza blanca el doble. Se sembraba para condimento y
medicina. Cuando se transformaba en árbol, a orillas del mar de Galilea,
alcanzaba una altura de hasta 4 metros. Hoy debemos resistir a la tentación de
subordinar nuestras acciones al poder político de turno, aparentemente muy grande
y poderoso.
De hecho, en la Biblia, la imagen de
pájaros que anidan en árboles responde a los súbditos protegidos por un reino
p.e. Ezequiel 17,22-24 dice: Así habla el Señor: Yo también tomaré la copa
de un gran cedro, cortaré un brote de la más alta de sus ramas, y lo plantaré
en una montaña muy elevada: lo plantaré en la montaña más alta de Israel. El
echará ramas y producirá frutos, y se convertirá en un magnífico cedro. Pájaros
de todas clases anidarán en él, habitarán a la sombre de sus ramas. Y todos los
árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al
árbol humillado, hago secar el árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo, el
Señor, lo he dicho y lo haré. El árbol exaltado que será humillado es el
reino puramente humano, puramente político; y el árbol humillado que será
exaltado es el Reino de Dios. También sería bueno leer Ezequiel 31,1-11 y
Daniel 4,1-24. Lo que Jesús nos está diciendo es que, como súbditos del Reino,
busquemos la protección de Dios en los momentos de crisis, como comunidad
cristiana que busca difundir la Palabra de Dios en el mundo.
4,33-34
Comentario del evangelista sobre el uso de las parábolas por parte de Jesús: 33 Y con muchas
parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían
comprender. 34 No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos,
en privado, les explicaba todo. 35 Al atardecer de ese mismo día, les dijo:
«Crucemos a la otra orilla».
Todos debemos sentirnos aludidos con
las palabras de Jesús y abrirnos a la conversión y el cambio. Quien enseña ha
de ser al mismo tiempo claro para exponer y fiel a Dios en el contenido. Así la
lectura y relectura de las parábolas de Jesús en la comunidad cristiana da
impulso para enfrentar las nuevas situaciones.
Prof. Mauricio Shara
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