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martes, 16 de junio de 2015

Reflexión bíblica sobre un aspecto en Marcos 4,26-34: El Reino de Dios. Domingo 11° del tiempo ordinario


26 Y decía: «El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: 27 sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. 28 La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. 29 Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha». 30 También decía: «¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? 31 Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, 32 pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra». 33 Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. 34 No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo. 35 Al atardecer de ese mismo día, les dijo: «Crucemos a la otra orilla». (Marcos 4,26-34)


Introducción:

El Evangelio de Marcos es el más antiguo de los cuatro, data del 65-70 d.C. Según la tradición de la Iglesia fue escrito en Roma y hasta hoy nada contradice esa postura.

La teología de Marcos conduce al lector a una peregrinación desde Galilea hasta Jerusalén, hacia la cruz de Jesús, su pasión y resurrección. Un elemento importante es el llamado "secreto mesiánico", Jesús revelará quién es al final, aunque lo anticipa la visión de la transfiguración. La gran pregunta del Evangelio de Marcos es ¿quién es Jesús? esa pregunta atraviesa todo el camino que realiza el lector.


Contextualización:

Nuestra sección litúrgica (Mc 4,26-34) se encuentra dentro de una colección de parábolas en el Evangelio de Marcos (todo el cap.4). No es que Jesús se levantó un día y dijo: "¡Hoy toca parábolas, muchachos!" sino que el evangelista según su propia creatividad y libertad, inspirado por el Espíritu Santo, organizó los materiales de su obra.

Es fácil descubrir una estructura en el cap. 4:
1)    4,1-9 Parábola del sembrador
2)    4,10-12 Jesús explica la función metafórica de las parábolas: hay dos modos de ver y dos modos de oír.
3)    4,13-20 Jesús explica la parábola del sembrador a sus discípulos
4)    4,21-25 Jesús propone dos imágenes: la luz y la medida
5)    4,26-29 Jesús explica sobre el crecimiento de la Palabra de Dios en el Reino
6)    4,30-32 Parábola del grano de mostaza
7)    4,33-34 Comentario del evangelista sobre el uso de las parábolas por parte de Jesús

Entonces, nuestra sección litúrgica (4,26-34) se compone de 3 partes:
1)    4,26-29 Jesús explica sobre el crecimiento de la Palabra de Dios en el Reino
2)    4,30-32 Parábola del grano de mostaza
3)    4,33-34 Comentario del evangelista sobre el uso de las parábolas por parte de Jesús


¿Qué es una parábola?

No es un simple cuento. Es una figura literaria que consiste en un símil o comparación por semejanza continuada o extendida. Del griego pará: junto a + bállein: arrojar, es decir, poner una cosa junto a otra a fin de compararlas en una narración.


Reflexión sobre un aspecto: el Reino de Dios

4,26-29 Jesús explica sobre el crecimiento de la Palabra de Dios en el Reino: Y decía: «El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha».

El mismo Jesús ya ha explicado el significado de la semilla que se siembra en 4,14: "El sembrador siembra la Palabra". El Reino de Dios no es una obra humana sino fruto del poder de Dios, es un regalo de Dios al ser humano. Pero nosotros somos quienes sembramos ese grano, la Palabra de Dios, su crecimiento depende de la tierra, eso significa que la fuerza de Dios está detrás del crecer y no hay lugar para el desánimo. Es decir, que nuestro desánimo no debe ser llenado de utopías ("no hay lugar" en griego), que no son más que creaciones ideológicas humanas, sino de confianza en el poder de Dios. El éxito de esta empresa es mérito del Señor. La aparente "vegetalidad" en el accionar humano no se trata de un "dejadismo eclesial", sino que se debe a que se rechaza, en Marcos, rotundamente la acción política como eje del crecimiento, recordemos que Jesucristo rechazó tajantemente transformarse en un líder político.

4,30-32 Parábola del grano de mostaza: También decía: «¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra,  pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra».

Esta parábola tiene como objetivo consolar y edificar en momentos de crisis. La aparente pequeñez es un signo del Reino de Dios que mostrará su grandeza al final. A los ojos de la sociedad el Reino de Dios se presenta como un grano de mostaza, la más pequeña de las semillas conocidas en esa época, las semilla de mostaza negra tiene un diámetro de 1,6 mm y la de mostaza blanca el doble. Se sembraba para condimento y medicina. Cuando se transformaba en árbol, a orillas del mar de Galilea, alcanzaba una altura de hasta 4 metros. Hoy debemos resistir a la tentación de subordinar nuestras acciones al poder político de turno, aparentemente muy grande y poderoso.

De hecho, en la Biblia, la imagen de pájaros que anidan en árboles responde a los súbditos protegidos por un reino p.e. Ezequiel 17,22-24 dice:  Así habla el Señor: Yo también tomaré la copa de un gran cedro, cortaré un brote de la más alta de sus ramas, y lo plantaré en una montaña muy elevada: lo plantaré en la montaña más alta de Israel. El echará ramas y producirá frutos, y se convertirá en un magnífico cedro. Pájaros de todas clases anidarán en él, habitarán a la sombre de sus ramas. Y todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humillado, hago secar el árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré. El árbol exaltado que será humillado es el reino puramente humano, puramente político; y el árbol humillado que será exaltado es el Reino de Dios. También sería bueno leer Ezequiel 31,1-11 y Daniel 4,1-24. Lo que Jesús nos está diciendo es que, como súbditos del Reino, busquemos la protección de Dios en los momentos de crisis, como comunidad cristiana que busca difundir la Palabra de Dios en el mundo.

4,33-34 Comentario del evangelista sobre el uso de las parábolas por parte de Jesús: 33 Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. 34 No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo. 35 Al atardecer de ese mismo día, les dijo: «Crucemos a la otra orilla».

Todos debemos sentirnos aludidos con las palabras de Jesús y abrirnos a la conversión y el cambio. Quien enseña ha de ser al mismo tiempo claro para exponer y fiel a Dios en el contenido. Así la lectura y relectura de las parábolas de Jesús en la comunidad cristiana da impulso para enfrentar las nuevas situaciones.



Prof. Mauricio Shara

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