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domingo, 10 de mayo de 2015

Reflexión sobre un aspecto de Hechos 10, 25-26. 34-36. 43-48: "Dios no hace acepción de personas". Primera lectura del Domingo 6° de Pascua (B)


Contextualización:

La sección bíblica completa refiere al bautismo de Cornelio y es Hch 10,24-48:
24 Al otro día, llegaron a Cesarea. Cornelio los esperaba, y había reunido a su familia y a sus amigos íntimos. 25 Cuando Pedro entró, Cornelio fue a su encuentro y se postró a sus pies. 26 Pero Pedro lo hizo levantar, diciéndole: «Levántate, porque yo no soy más que un hombre». 27 Y mientras seguía conversando con él, entró y se encontró con un grupo numeroso de personas, que estaban reunidas allí. 28 Dirigiéndose a ellas, les dijo: «Ustedes saben que está prohibido a un judío tratar con un extranjero o visitarlo. Pero Dios acaba de mostrarme que no hay que considerar manchado o impuro a ningún hombre. 29 Por eso, cuando ustedes me llamaron, vine sin dudar. Y ahora quisiera saber para qué me llamaron». 30 Cornelio le respondió: «Hace tres días me encontraba orando en mi casa, alrededor de las tres de la tarde, cuando se me apareció un hombre con vestiduras resplandecientes, 31 y me dijo: «Cornelio, tu oración ha sido escuchada y Dios se ha acordado de tus limosnas. 32 Manda a buscar a Simón, llamado Pedro, que está en Jope, a la orilla del mar, en la casa de Simón el curtidor». 33 En seguida te mandé a buscar y has hecho bien en venir. Ahora estamos reunidos delante de Dios, para escuchar lo que el Señor te ha mandado decirnos». 34 Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: «Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él. 36 El envió su Palabra al pueblo de Israel, anunciándoles la Buena Noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. 37 Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: 38 cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él. 39 Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en Jerusalén. Y ellos mataron, suspendiéndolo de un patíbulo. 40 Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió que se manifestara, 41 no a todo el pueblo, sino a testigos elegidos de antemano por Dios: a nosotros, que comimos y bebimos con él, después de su resurrección. 42 Y nos envió a predicar al pueblo, y atestiguar que él fue constituido por Dios Juez de vivos y muertos. 43 Todos los profetas dan testimonio de él, declarando que los que creen en él reciben el perdón de los pecados, en virtud de su Nombre». 44 Mientras Pedro estaba hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban la Palabra. 45 Los fieles de origen judío que habían venido con Pedro quedaron maravillados al ver que el Espíritu Santo era derramado también sobre los paganos. 46 En efecto, los oían hablar diversas lenguas y proclamar la grandeza de Dios. Pedro dijo: 47 «¿Acaso se puede negar el agua del bautismo a los que recibieron el Espíritu Santo como nosotros?». 48 Y ordenó que fueran bautizados en el nombre del Señor Jesucristo. Entonces le rogaron que se quedara con ellos algunos días.


Pero todo el capítulo 10 de Hechos está dedicado a este centurión romano que era "temeroso de Dios", él y toda su familia, es decir una categoría de simpatizante con el judaísmo sin llegar a estar convertido completamente.

Podemos dividir el capítulo en 3 claras secciones:

1) 10,1-8 La visión de Cornelio
2) 10, 9-23 La visión de Pedro en Jaffa
3) 10,24-48 El bautismo de Cornelio

Entonces, nuestra sección litúrgica está contenida dentro de esta tercera parte. Los relatos de visiones prepararan el bautismo del pagano Cornelio.


Secuencias dinámicas de Hch 10,24-48:

1.    10,24 Pedro llega a Cesarea y Cornelio espera su visita reunido con su familia y amigos.
2.    10,25 Cornelio se postra ante Pedro como señal de inferioridad
3.    10,26 Pedro lo levanta y rechaza la proskynesis de Cornelio
4.    10,27 Pedro conversa amistosamente (symhomileo) con Cornelio y entra en su casa.
5.    10,28-33 Explicaciones previas al primer discurso de Pedro a los gentiles.
6.    10,34-43 Discurso de Pedro a los gentiles: "Dios no hace acepción de personas".
7.    10,44-46 El Espíritu Santo interrumpe a Pedro y cae sobre los que escuchaban la Palabra produciendo la manifestación de la glosolalia: el hablar en lenguas.
8.    10,47-48 Pedro al observar la manifestación del Espíritu comprende que han pasado por la misma experiencia de Pentecostés y por lo tanto no puede negar el bautismo.         
        

Reflexión: "Dios no hace acepción de personas"

Resulta interesante ver como Pedro rechaza la proskynesis, una costumbre ceremonial de los persas que había pasado a griegos y romanos para rendir homenaje al "poder divino" de reyes y emperadores. Esta costumbre se había extendido también a personajes importantes.

¿Acaso hoy no encontramos en nuestra realidad a personajes tanto políticos como religiosos que exigen una suerte de prosternación por parte de sus hermanos? Son personajes que se consideran superiores a los demás y reclaman un culto de masas, un "baño de masas", se han auto-divinizado y se creen en la "encarnación del Absoluto" y en los "salvadores" de quienes han esclavizado con sus trucos de dominación demagógica.

Pedro, como verdadero hombre de Dios le dice rotundamente no a ese culto idolátrico, apelando a la realidad: «Levántate, porque yo no soy más que un hombre». El evangelista Lucas nos comunica en la Palabra de Dios que un culto así sólo está reservado a Dios (Lc 4,8; Hch 8,27) y al Señor resucitado (Lc 24,52), pero los seres humanos suelen caer en rendir estos homenajes a sus ídolos y a Satanás.

Pedro conversa con Cornelio, un extranjero, entra en su casa y le recuerda que Dios ha tenido en cuenta sus oraciones y limosnas. Entonces, empieza su primer discurso a los gentiles: "Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él...". Se trata de una catequesis, se trata de un discurso educativo, una enseñanza.

Dios no hace distinción por raza, nación, lengua, color, etc. sino que  somos todos iguales ante Él, pero Dios no es un "gallito ciego" y distingue a quienes lo adoran y practican la justicia.

Es decir, que somos iguales y distintos, al mismo tiempo. De lo contrario, podemos caer en extremismos al considerarnos como "sólo distintos" y así establecer una suerte de "régimen de castas"; del mismo modo el considerarnos como "sólo iguales" nos llevaría a un "régimen utopista" insoportable que termina produciendo las peores injusticias, al estilo de lo que denuncian las excelentes novelas "Fahrenheit 451", "Rebelión en la granja", "1984", "Un mundo feliz", etc.

Para incluir y no discriminar injustamente lo primero que necesitamos es distinguir a los más débiles p.e. a la embarazada en el transporte público, ya que el "niño por nacer" está en situación desventajosa ante un eventual golpe; p.e. es necesario distinguir las diversas edades de la vida para incluir a los ancianos y no considerarlos un despojo, etc. La Iglesia ha hecho una opción preferencial por los pobres, con lo cual es necesario distinguirlos primero como tales, para luego buscar la manera de proporcionar herramientas para su dignificación p.e. la educación. La educación es el principal y mejor motor del desarrollo humano.

¡Recordemos siempre que Dios no hace acepción de personas!



Prof. Mauricio Shara

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